HABITANTES de la CALLE. El MAYOR Cinismo de POLANCO.

HABITANTES de la CALLE. Así le llama la tiranía a las personas que viven en las calles de Cuba.

Hay un tema en Cuba que hemos venido denunciando en los últimos meses: las personas sin hogar. En Estados Unidos les llaman homeless. Bueno, en Cuba, esa gente que durante toda su vida hizo carteles, discursos, y propaganda denunciando que en Estados Unidos había personas viviendo bajo puentes o en las calles —y que «ninguno era cubano» porque en Cuba eso «no pasaba»— ahora tienen que enfrentarse al mismo fenómeno, pero en casa.

Se trata de personas desprotegidas que viven en la calle: ancianos, personas con enfermedades mentales, rechazados por su familia, ya sea por ideales, ideología, o simplemente por ser opositores. Aquí mismo hemos mostrado casos de opositores que no pueden vivir en su propia casa y terminan viviendo en terminales de ómnibus.

El régimen, como siempre, no sabía cómo moldear el discurso sobre esto. Pero para eso tienen todo el aparato del departamento ideológico del comité central, dirigido por Polanco. Primero, se dedicaron a manejar la retórica alrededor del fenómeno, buscando minimizar el impacto.

Al principio, les llamaron «deambulantes», como si simplemente fueran personas a las que les gusta caminar. Pero nosotros expusimos la realidad: personas viviendo frente al Partido en Santiago de Cuba, personas viviendo en terminales, personas haciendo huelgas de hambre en esos mismos lugares, y personas caminando desorientadas por las calles de La Habana.

Las redes se llenaron de imágenes que ellos intentaban minimizar, insistiendo en que eran «deambulantes». Pero la situación se hizo demasiado evidente y, además, masiva. Ahora los llaman «habitantes de calle».

Mira este video, George, sobre la «solución» que dicen los comunistas que le han dado a los homeless cubanos. Es como todo: a las prostitutas les llaman «jineteras», a robar le dicen «luchar», al embargo le llaman «bloqueo». Siempre buscan formas más efectivas de maquillar la realidad, para que suene más suave o, dependiendo, más agresivo. No les dicen «vagabundos», no. Ahora son «habitantes de calle». Pon el video:

Comentarista:

  • La comunidad de nuevo tipo en el municipio artemiseño de San Antonio de los Baños acoge a quienes fueron habitantes de calle. El centro de vida asistida, presente en el campamento agropecuario, es uno de los programas sociales que desarrolla la institución religiosa Quisicuaba. Nuestra compañera Lilian González nos presenta testimonios de sus beneficiarios
  • un punto naranja en la geografía cubana donde se destierran las violencias, se acoge con amor y se construye hogar.

Testimonios:

  • «Bueno, yo vivía en distintos lugares porque alquilaba, pero cuando me quedé sin dinero, empecé a rodar. Aquí hoy, mañana allá, y así hasta que me dieron esta dirección en La Habana. Fui, me inscribí para el almuerzo y la comida, y de ahí me dijeron: ‘Tenemos un albergue para ti’.
  • Viví en las calles por un tiempo, y fue difícil, muy duro. Pero bueno, Dios se manifestó, y gracias al doctor alemán y al proyecto que tiene, me rescataron. Ahí estuve un tiempo asistiendo a las comidas que ofrecían.
  • Y bueno, al cabo de unos diez meses, tal vez menos, me acerqué al padrino. Nosotros le decimos padrino. Es el doctor Enrique. Un día le dije si no conocía a alguien que me pudiera dar trabajo, algo en una finquita, porque eso es lo que me gusta. Él me respondió: “Tranquilo, no te apresures, que yo te voy a ayudar. Estamos en un proyecto”. Ahí fue cuando me explicó sobre este proyecto

Comentarista:

  • Antes llamados «habitantes de calle», hoy, de los 63 beneficiados del Centro de Vida Asistida Quisicuaba, ubicado en el municipio San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa.
  • Hoy estamos evolucionando con estos centros de vida asistida se está intentando crear una nueva política pública para atender a los habitantes de calle. Esto, según ellos, ha marcado una diferencia. Es el resultado de un esfuerzo colectivo: la experiencia de instituciones religiosas, fraternales y de obras sociales históricas en Cuba, junto con lo que ellos llaman «la experiencia acumulada por la Revolución». De ahí surge esta nueva iniciativa como un «tratamiento político y tangible» para los habitantes de calle. Hoy, estamos integrando personas del centro de protección porque quieren que esto «evolucione». Según lo que dicen, esta es «la voluntad de la nación, de la capital, de las cubanas y los cubanos». Para ellos, ha sido una experiencia enriquecedora
  • Esta «nueva familia» forma parte de los 31 programas sociales del proyecto Cabildo Quisicuaba. Los primeros beneficiados llegaron a finales de noviembre de 2023. Eran personas que ya conocían del comedor social de la institución, el cual ofrece alimentos en el corazón de Centro Habana a familias vulnerables y habitantes de calle.

Testimonios de las mismas personas de antes:

  • Nos recibieron con mucha alegría. Las muchachas que trabajan en el centro les hicieron un tremendo recibimiento. De lo que he vivido aquí, no tengo quejas.
  • Estoy agradecido. ¿Qué más puedo decir? Aquí lo tengo todo.
  • A veces decimos: ¿Qué voy a hacer? Todavía no quiero despertarme, porque si lo hago y vuelvo a la calle, no sé cómo reaccionaría. He tenido mis momentos, mis «arrancadas», como digo yo, de querer irme. Pero me detengo y me digo: «No, Alejandro. Este no es el camino. Este es el que tienes que luchar». Y aquí seguimos. A veces tenemos nuestras cositas, nuestras diferencias entre nosotros. No llegamos a pelearnos, pero sí hablamos fuerte. Sin embargo, al final nos queremos.

Bueno, ahí lo tienen señores, es increíble cómo, por eso mismo, la televisión no puede ser pública. La televisión no puede ser pública. El hecho de que el Estado tenga medios de comunicación fue justificado en su momento para «contrarrestar lo que pueda pasar en el mercado», o al menos, esa fue la explicación cuando se crearon los canales estatales en el mundo entero. La idea era que, si algún día los medios privados decidían no transmitir algo importante, como un mensaje del presidente o una notificación urgente, debía existir un canal estatal como mecanismo de regulación.

Eso, señores, es una intervención del Estado en el mercado. Aunque algunos políticos no se reconozcan como socialistas, lo son. Porque la intervención estatal en la propiedad privada es, en esencia, socialismo: llevar lo privado a lo colectivo. Así es como, con esa justificación, los Estados comenzaron a controlar los medios de comunicación.

Pero esto genera situaciones como la siguiente. Primero, analicemos cómo hablan tres entrevistados. Son personas coherentes, con un nivel de instrucción evidente. Se nota en su capacidad de articular conversaciones con sentido, en su sinceridad y sensibilidad. Incluso, casi lloran durante la entrevista. Tampoco son tan mayores; probablemente tengan 50 o 60 años, el mayor de ellos.

Ahora bien, ¿de dónde proviene esa enajenación? ¿Qué llevó a esas personas a vivir en la calle? ¿Qué provocó que en Cuba haya tantos cubanos desamparados, viviendo en condiciones miserables? La respuesta es clara: el socialismo, el castrismo, la corrupción, el robo, la delincuencia, la mafia de los Castro.

Ellos desbaratan a la sociedad, la destruyen y luego se presentan como salvadores de los problemas que ellos mismos generaron. El origen de esa desgracia no es otro que el mismo castrismo. Llevan 65 años gobernando; no pueden culpar a nadie más.

Además, existe un método recurrente, no solo en Cuba, sino en cualquier lugar donde haya politiquería. Consiste en levantar la imagen de una persona o una organización, construyendo liderazgos con recursos y apoyo político. Por ejemplo, este caso: un preuniversitario abandonado, prácticamente en ruinas, fue transformado en una especie de albergue o institución. Antes, allí había una escuela; yo mismo estuve becado en un lugar similar.

Ahora, le entregaron ese espacio a un representante de una asociación que dice reunir «la caridad y la voluntad política de la Revolución». ¿Voluntad política? La misma Revolución que provocó que esta gente terminara en la calle, ahora se presenta como su salvadora. Si realmente existiera voluntad política, esas personas nunca habrían llegado a esa situación. Estamos hablando del mismo gobierno, la misma tiranía de siempre, no de dos administraciones diferentes.

Entonces, el sistema les da recursos, los apuntala, fabrica una «sociedad civil» de personas altruistas que representan y apoyan al régimen. Así lavan la cara de la tiranía. Y, claro, estas personas están agradecidas: los sacaron de la calle, les dieron un lugar donde bañarse, una cama, un techo, un plato de comida, alguien con quien hablar. Incluso, pronto tendrán visitas internacionales. Vendrán la ONU, el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Francia, y más.

Nosotros hemos realizado entrevistas, como a José Daniel Ferrer, quien en su momento ayudaba a personas que iban a comer a su casa en Santiago de Cuba. Eso lo dijo él mismo. ¿Y dónde está José Daniel Ferrer ahora? Preso.

Y es que José Daniel Ferrer no dice: «Gracias a la Revolución». No, él hacía su labor sin necesidad de ese chantaje. ¿Cuántos curas hoy en día hacen labor de caridad? A muchos mi familia ayuda, pero tiene que ser de manera indirecta, a través de un quinto, un sexto, un octavo intermediario. Porque, si se enteran de que mi familia está ayudando directamente, les cierran esa vía.

¿Por qué? Porque no es caridad, no es buena voluntad; es puro chantaje. No es buena fe, es un sistema diabólico. Te destruyen la vida para que después tengas que agradecerles el más mínimo alivio. Pero eso no es ayuda.

¿De qué sirve llenar Cuba de campamentos? La solución no está en recoger gente de la calle. La solución es que nadie tenga que vivir en la calle y que puedan ganarse la vida con su trabajo. Para eso solo hace falta que Cuba sea libre, que haya libre mercado.

Claro que existen albergues, y las iglesias dan comida, y hay fraternidades que también ayudan. Las instituciones internacionales no gubernamentales ofrecen apoyo, y en otros países hay sistemas de seguridad social que permiten a las personas elegir dónde quedarse.

En esos lugares existen negocios privados donde familias cuidan a adultos mayores o personas necesitadas y reciben dinero de los seguros sociales.

Esos negocios son privados y funcionan porque hay libertad de mercado. Así como hay guarderías para niños (daycare), también existen «adultcare» para mayores. La clave está en la libertad, en la propiedad privada, en el libre mercado.

Pero esta idea de «recoger a 100 personas» cuando hay miles viviendo en la calle… eso no es solución. ¿Quién paga eso? ¿Cómo se financia que esas personas vivan en una escuela? ¿Qué privacidad pueden tener en un albergue donde todos comparten cubículos?

Eso es un show mal montado. Es un espectáculo para la galería, con la complicidad de personajes supuestamente miembros de una «sociedad civil» fabricada por el propio régimen. Les construyen un liderazgo falso, los llaman «padrinos», pero no son más que cómplices de la tiranía.

Ellos saben que esto no es sostenible. Saben que, en cuanto se acabe el dinero, se acaba todo. Apagan las cámaras, cierran el campamento, y sueltan de nuevo a todos los que estaban allí. Y después dirán que ellos mismos «quisieron irse» o que «son habitantes de la calle».

En realidad, estas personas son víctimas del castrismo. Porque este sistema destruye a las personas y luego pretende ser la solución. Y ahí está el engaño: quieren hacernos creer que ahora sí, que esta vez el régimen resolverá los problemas que ellos mismos provocaron.

¿La «obra de la Revolución»? Por favor, otro teatro más.

MANUEL MILANES  Consejo Para la Guerra Anticomunista CPGA

https://www.cpgalegal.org/

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