Los ESBIRROS Abandonan en el COLAPSO del RÉGIMEN.

Los ESBIRROS Abandonan en el COLAPSO del RÉGIMEN.

Resumen:

En la provincia de Ciego de Ávila, en el municipio de Florencia, una fiscal y su esposo, un militar, decidieron abandonar el país y están en la frontera de los Estados Unidos. Conocidos como «Los Agujas», esta familia es famosa por su historial de represión, con la fiscal abusando de su poder durante años. En este caso, ella utilizó su influencia para prolongar un proceso legal tras un accidente automovilístico, politizando la situación solo porque el compañero vivía en el extranjero. Lo más indignante es que su abuso no se limitó a ese caso, sino que afectó a muchas otras personas, como una anciana cuyo hijo fue encarcelado injustamente por trasladar botellas de puré de tomate. Ahora, tras reprimir a tantos, esta fiscal pretende entrar a los Estados Unidos y vivir en libertad, eliminando cualquier rastro de su pasado. Invito a aquellos que hayan sufrido bajo su mando a que presenten sus denuncias para que las autoridades puedan impedir su entrada, porque quienes abusaron de otros no deberían beneficiarse de la libertad.

Detalles:

Resulta que, en la provincia de Ciego de Ávila, en el municipio de Florencia, una fiscal, hija de una figura destacada del poder popular, y su esposo, un militar de carrera que además se encargaba de gestionar el combustible en el municipio, han decidido abandonar sus cargos y huir del país. Esta familia, conocida localmente como «los Agujas», está ahora en la frontera, lista para entrar a los Estados Unidos. Se fueron del municipio, dejaron Florencia, y ahora están a punto de cruzar a territorio.

Vamos a escuchar una denuncia que nos llegó sobre esta situación, y compartir todos los detalles. Creemos que es justo hacer todo lo posible para evitar que personas como ellos entren a este país.

“Hola Manuel. Mi nombre es Dagoberto Guevara, y te envío este audio para aportar algo de información sobre el caso de la fiscal del municipio de Florencia.

Esta mujer fue fiscal del municipio durante muchos años, aunque no puedo decirte exactamente cuántos. Lo que sí sé es que era la jefa fiscal, y todos sabemos lo que representa la fiscalía en una dictadura. Es la parte más dura y calculadora del sistema, muy cercana a la policía, y sabemos el daño que pueden hacer a las personas, sobre todo en la parte política.

Te cuento mi caso particular: tuve un accidente en Cuba, con lesiones, donde choqué a unas personas que iban en un triciclo. A raíz de eso, caí en manos de la fiscalía. Ellos se convirtieron en parte acusadora en mi caso, y el proceso se politizó de inmediato. Parecía que yo era el enemigo simplemente por vivir en el extranjero. Quería que pagara los daños, pero también que me humillara ante la Revolución.

Conocía a esta fiscal desde la escuela; incluso le pasaba apuntes cuando estudiaba. Nunca imaginé que usaría su poder de manera tan abusiva. Prolongó mi caso de forma intencionada, extendiendo los plazos legales una y otra vez, alargando la instrucción policial, el peritaje, todo. Así pasaron más de cinco meses, mientras yo seguía retenido en Cuba, a pesar de que las víctimas ya estaban bien.

Lo que más me molestó fue darme cuenta de que no fui el único afectado por sus abusos. Esta fiscal utilizaba su poder para dañar a muchas otras personas. No olvidaré el caso de una anciana de Oriente, cuyo hijo fue encarcelado por llevar unas simples botellas de puré en su mochila. La madre viajó desde Oriente, en la más absoluta pobreza, y la fiscal actuó con una prepotencia y brutalidad incomparables.

Es indignante que ahora esta persona, después de reprimir a tantas personas en Cuba, quiera cruzar la frontera y empezar una vida en libertad en los Estados Unidos, mientras deja gente presa en Cuba. Cambió su perfil de Facebook, eliminó las fotos de Fidel, y ahora se presenta como alguien completamente distinto. Eso no está bien, y no lo deberíamos permitir.

Entonces, más o menos, eso es lo que hace una fiscal de municipio. Durante su tiempo en el cargo, ejerció su poder con intensidad sobre todas las personas que se cruzaban en su camino. Dejando de lado los chismes habituales sobre que si construyó una casa aquí, que si robó allá… El hecho es que tienen poder. Tienen influencia. Pertenecen al sistema. Por supuesto, disfrutan de las mejores condiciones que el resto de la gente. Pero una cosa es eso, y otra es pisotear a los demás para conseguirlo. No puedes abusar de las personas ni reprimirlas de forma tan descarada y luego pretender vivir en libertad y aprovecharte de las oportunidades que no te pertenecen”.

Ahí está su nombre, y él también vive aquí. Me lo he encontrado en algunas protestas, en particular en una contra Lazo. O sea, esta es una persona que ha salido del sistema y que ahora está luchando por la libertad de Cuba. Esto es lo que pasa con esta fiscal, Eliané Franco Barreto, del municipio de Florencia en Ciego de Ávila. Ella, como tantos otros fiscales, ve a alguien que vive fuera de Cuba como una amenaza. No es que esta persona en particular hiciera activismo ni nada por el estilo. Simplemente vivía en el extranjero, y eso ya era motivo suficiente para complicarle la existencia.

Un ejemplo claro es el de este hombre que tuvo un accidente automovilístico. Ella sabía que, si el proceso se alargaba más de seis meses, él podría perder su residencia. ¿Y qué hizo? Pues decidió que, por ser gusano y contrarrevolucionario, se merecía que todo le saliera mal. «Que se joda», debía haber pensado. Y ahora resulta que es ella la que está en la frontera junto a su esposo, lista para entrar.

Pero eso no es todo. También está el caso de otra mujer que lloraba desconsolada por su hijo. Lo habían atrapado con algo insignificante en su maleta, algo típico de la lucha diaria en Cuba, donde todo es ilegal. Ella no dudó en meterlo preso. La mujer se quedó sin su hijo, y la fiscal no tuvo ni un ápice de compasión. Lo mismo pasó con un campesino que apenas sobrevivía con su pedacito de tierra y unos cuantos cochinitos. Lo atraparon con dos latas de petróleo que necesitaban para mirar su campo, y lo metieron preso. ¿Por qué? Porque a los comunistas frustrados les molesta ver que los demás prosperen.

El campesino se suicidó. Tenía una familia que alimentaba, unos hijos pequeños, y no podía soportar la presión. Esa muerte pesa sobre los hombros de esta mujer, porque fue ella quien abusó de su poder. Todo por dos latas de combustible, algo que en cualquier país libre no sería ni siquiera considerado un delito. Pero no solo lo encarcelaron, sino que lo acusaron de contrarrevolucionario. Así de retorcido es el sistema que esta fiscal representaba. Y esto no es un caso aislado; ha hecho lo mismo con muchos más.

Todos en Florencia y en Ciego de Ávila conocen a su familia, a quienes llaman «los Agujas». Y la razón de ese apodo está clara. Cada pueblo tiene su leyenda, y en este caso, ellos son los protagonistas de una.

La madre de la fiscal, que fue del Poder Popular en Florencia, tiene una historia bien conocida en el pueblo. En su juventud, la descubrieron teniendo una aventura amorosa con un muchacho de la UJC. ¡Imagínense la decadencia y la corrupción! La encontraron en su propia casa, y el marido, el padre de la fiscal, no pudo soportarlo. Según cuentan, se tragó un saco de agujas por la vergüenza. El hombre estuvo sufriendo con esas agujas en el estómago y el dolor de cabeza por la humillación que le provocó ese escándalo en el pueblo. Y así fue como la familia se ganó el apodo de «Los Agujas». Si preguntas por los «Agujas» en Florencia, todo el mundo sabe quiénes son.

Ahora, esta fiscal ha llegado hasta aquí gracias a su hermana, que según me dicen, trabaja en un Palacio de los Jugos aquí. Aún no la he encontrado, pero cuando lo haga, voy a llamarla para hacerle unas cuantas preguntas. Me cuentan que es ella quien está gestionando todos los trámites para que su hermana, la fiscal, entre al país. También trajo a su madre, claro. Ahí tenemos el combo completo: la madre, la hermana que se beneficiaba y era dueña de un timbiriche en Florencia y la fiscal, junto a su esposo, el teniente coronel. Todos listos para entrar como si nada hubiera pasado.

Pero, ¿cuánta gente dejó ese sufriendo fiscal en Cuba? ¿Cuántos huérfanos y viudas quedaron por sus arbitrariedades? Agradezco a la familia que ha tenido el valor de hacer esta denuncia, por levantar su voz y hacerlo público con valentía. Me dicen que ya han llenado el formulario, así que cuando esta señora intente entrar al país, se va a encontrar con denuncias en su contra.

Invito a todo el que haya sufrido represión por parte de esta fiscal o de su marido, el teniente coronel, a que se comunica con esta plataforma. Mientras más pruebas tengamos, más argumentos podrán tener las autoridades de este país para negarle la entrada. Gente como ellos debe quedarse donde tanto defendieron, pasando las mismas necesidades que hicieron pasar a otros. Y si se atreven a volver, que enfrenten las mismas consecuencias que ellos impusieron, como represores que son.

 

MANUEL MILANES  Consejo Para la Guerra Anticomunista CPGA

https://www.cpgalegal.org/

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