La hija de Raúl Castro, Mariela Castro Espín, ofreció una entrevista a la diputada trans mexicana María Clemente García Moreno, donde posiblemente haya superado a tío en la mayor cantidad de mentiras dichas en más breve tiempo.
De acuerdo con Mariela en Cuba se vive una maravilla, pues con la libreta de racionamiento a todo el mundo le toca exactamente lo mismo y eso es el mejor símbolo de equidad. “La libreta de abastecimiento es maravillosa, [porque] garantiza la distribución equitativa. Gracias a eso a todo el mundo le toca exactamente lo mismo”.
🇨🇺 | Mariela Castro hija de del dictador Raul Castro vuelve a justificar la existencia de los campos de concentración llamados UMAP en Cuba y asegura que esos sitios eran solo campos para el servicio militar pic.twitter.com/EF52Sf2Cp8
— Victor M. Dueñas (@VictorDuenasCU) July 8, 2023
Según la directora del estatal Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), ella regala los cigarros que le tocan por la bodega pues no fuma. En ese sentido refiere la “grandeza” de un sistema que le da incluso hasta lo que no necesita.
Otras de las mentiras de Castro Espín fue negar la existencia de campos de concentración en Cuba para homosexuales, religiosos y todo el que se saliera de los “estándares revolucionarios”.
En la entrevista justificó la creación de las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), ya que no fueron “ningún campo de concentración” y Fidel Castro tomó la decisión de crearlas basado en “la evidencia científica” del momento.
“Nuestros decisores, nuestros líderes, iban a la ciencia buscando argumentos, el estigma, la patologización, que estas personas pueden ser malas influencias para las nuevas generaciones, a los niños y jóvenes, que era lo que predominaba en la sociedad”, explicó la también diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Según su versión de la historia, los familiares de las homosexuales estuvieron de acuerdo con los estándares revolucionarios que “protegían” a la sociedad. “Qué hacían, bueno, si estas personas son malas influencias y las familias también lo decían, entonces no pueden ser maestros”, sostuvo.
Insistiendo en el tema, la sobrina de Fidel Castro argumentó que “en las primeras tres décadas, los años 60, 70, 80, había una herencia homofóbica muy fuerte”, que fue heredada de “esa sociedad patriarcal capitalista”.
También disfrazó a las UMAP como un Servicio Militar obligatorio a donde acudían los militares que cometieron errores en el ejercicio de su profesión.
“Eran centros de Servicio Militar. Se habían creado las UMAP porque ante la situación que estábamos viviendo de agresiones se había decidido que el Servicio Militar, o al menos una parte, no solamente se prepararan como militares para defender el país, sino que también contribuyeran a la producción agraria, a la producción de alimentos, y no solamente fueron personas LGBT, fueron también militares que se habían castigado por algún tipo de actividad inadecuada que, en vez de ir prisioneros, se les llevaba a cumplir con estos trabajos forzados”, afirmó.
La historia siempre la cuentan los vencedores, y la familia Castro, tras 64 años dictando los destinos de Cuba, tiene el poder de “moldear” la narrativa para ofrecer su versión de los trágicos sucesos por los cuales ha atravesado la Isla bajo el dominio del comunismo.
