Dividendos en acciones: La clave para generar riqueza a largo plazo La nueva forma de invertir en el futuro

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En el fascinante mundo de los negocios en Estados Unidos, los dividendos se alzan como una parte fundamental de las estrategias de inversión y generación de riqueza. Al cerrar el año fiscal, las empresas deciden qué porcentaje de sus ganancias distribuirán entre sus accionistas, una determinación que se somete a votación en la Junta General de Accionistas. Los dividendos, entonces, representan una proporción de las ganancias que estas compañías eligen repartir. Sin embargo, es importante destacar que no todas las empresas adoptan esta política de retribución, optando en su lugar por reinvertir sus beneficios en la actividad empresarial.

Para comprender mejor este concepto, es útil familiarizarse con algunos términos comúnmente utilizados en el ámbito de los dividendos. La «tasa de reparto de dividendos» o «payout» es el porcentaje de los beneficios totales destinado a remunerar a los accionistas a través del pago de dividendos. Se calcula dividiendo el dividendo entre el beneficio neto. Por otro lado, la «rentabilidad del dividendo» o «dividend yield» es el porcentaje resultante de dividir el dividendo por acción (DPA) entre el precio de la acción. Además, el «beneficio por acción» o «BPA» relaciona el beneficio neto con el número de acciones en circulación.

En la práctica, las empresas que pagan dividendos lo hacen de forma regular, generalmente cuatro veces al año. Existen dos grandes modalidades: los dividendos en efectivo y los dividendos en acciones. Los dividendos a cuenta son pagados directamente a los accionistas como un anticipo de los beneficios obtenidos, mientras que los dividendos complementarios se suman a los ya entregados a cuenta. Por su parte, los dividendos extraordinarios se distribuyen cuando ha habido ganancias extraordinarias.

Además, algunos optan por establecer dividendos fijos, independientemente del beneficio obtenido. Otra opción es el dividendo en acciones, conocido como scrip dividend, en el cual se abonan títulos o acciones de la empresa en lugar de dinero, lo que permite incrementar el capital social. Esta modalidad brinda a los accionistas tres opciones: recibir nuevas acciones, vender los derechos de ampliación en el mercado o venderlos a la entidad según un precio previamente acordado.

A lo largo del proceso de pago de dividendos, se presentan varias fechas clave. La fecha del anuncio del dividendo es cuando la Junta Directiva revela el monto del mismo. A partir de la fecha ex-dividendo, las acciones cotizan sin derecho a dividendo. Si un accionista mantiene sus acciones hasta la fecha ex-dividendo, recibirá el dividendo el día en que la empresa lo abone, aunque ya no sea accionista. Por otro lado, los compradores anteriores a la fecha ex-dividendo sí recibirán el dividendo. La fecha de registro es el momento en que la compañía confirma oficialmente quiénes son sus accionistas cualificados, y la fecha de pago es cuando se realiza la distribución a los accionistas.

Es importante considerar las implicaciones fiscales al cobrar dividendos. Si se reciben en efectivo, están sujetos a tributación, a menos que sean vendidos. Por otro lado, si los dividendos son en especie, es decir, acciones, no hay impuestos a menos que sean vendidas.

Sin embargo, en este último caso, la empresa podría haber adquirido acciones en el mercado previamente, lo que aumentaría la participación del accionista en el capital de la compañía. Por otro lado, si la empresa emite nuevas acciones para pagar dividendos, la participación del accionista en el capital se diluye.

Las acciones que pagan dividendos ofrecen a los inversores una forma de recibir ingresos durante períodos difíciles del mercado, cuando las ganancias de capital son más difíciles de alcanzar. Además, brindan una sólida protección contra la inflación, especialmente cuando se incrementan con el tiempo.

En promedio, las acciones que pagan dividendos tienden a ser menos volátiles que aquellas que no lo hacen. Un flujo de dividendos, especialmente cuando se reinvierte para aprovechar el poder de la capitalización, puede generar una gran riqueza a largo plazo.

Sin embargo, los dividendos no son gratuitos. Una empresa no puede pagar dividendos a los accionistas sin afectar su valor de mercado. Al igual que en nuestras finanzas personales, si constantemente entregamos dinero en efectivo a nuestros familiares, nuestro patrimonio neto disminuirá. Lo mismo ocurre con una empresa.

El dinero que se paga a los accionistas ya no forma parte de los activos de la corporación y no se puede utilizar para reinvertir y hacer crecer el negocio. Este ajuste se refleja en una disminución del precio de las acciones. Aunque el ajuste puede no ser evidente en las fluctuaciones diarias de precios, se hace más visible cuando se paga un «dividendo especial» o único. En este caso, el precio de las acciones se reduce inmediatamente.

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