La crisis de disponibilidad de combustible que afecta a Cuba desde el pasado mes de marzo parece no mejorar, pero cada día las autoridades comunistas toman nuevas medidas para complicar el proceso de distribución controlada del petróleo.
Ahora el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno en La Habana estableció la venta de combustible solo para los que tengan licencia operativa de transportistas privados en la capital. Para ello se destinó exclusivamente el servicentro “El Futuro”, ubicado en Calle 100 y Vento, que solo tendrá diésel.
Los propietarios de los autos deben mostrar la licencia operativa, la cual será verificada por el cuerpo de inspección del transporte, para poder echar el combustible. El comunicado reitera que el límite máximo que puede comprarse es de 100 litros por cada carro, pero en la realidad resulta imposible llegar a esa cifra debido a un absurdo que forma parte de la resolución gubernamental.
Resulta que no se permite despachar combustible en recipientes, todo debe ir en el tanque del vehículo. Ningún depósito interno de un automóvil ligero tiene semejante capacidad. Típicamente, oscilan entre los 30 y 40 litros, por lo tanto, suponiendo que el auto llegue a la estación casi en cero, podrá cargar solo entre el 30 y 40% de la cifra que le prometen.
En el servicentro “El Futuro” se organizará un registro para organizar la venta que será por orden de llegada. Sin dudas, la decisión garantizará el desorden, la cola y la corrupción. La nota aclara que “se podrá seguir adquiriendo combustible en los cuatro restantes servicentros habilitados para tal efecto”, donde el método de lista de espera es diferente al emplear aplicaciones informáticas para la “cola virtual”.
Comienzan las multas a taxistas en La Habana por violar precios topados
Un taxista en La Habana fue multado con 10.000 pesos cubanos (CUP) por supuestamente violar la política de precios establecida por el gobierno comunista. El taxista grabó el incidente y confrontó a las inspectoras, instándolas a multar también al Estado por vender productos automotrices a precios exorbitantes.
Los dirigentes castristas de la capital establecieron precios máximos para el transporte urbano, sin tener en cuenta los costos operativos. Esta situación ha generado malestar entre los transportistas, algunos de los cuales han llamado a una huelga general para presionar al régimen.
Algunos cubanos se solidarizan con los taxistas, reconociendo que si bien cobran caro, también enfrentan altos costos en las piezas de repuesto y necesitan ganar lo suficiente para alimentar a sus familias en un país donde la comida es carísima y escasa.
