El activista cubano Yoelkis Torres Tapanes denunció a través de redes sociales que la maleta que traía consigo en un vuelo desde México, fue saqueada al llegar al Aeropuerto Internacional «José Martí» en La Habana. Entre las cosas robadas se encontraban paquetes de leche en polvo y chocolate destinados a su abuelo de 93 años, quien tiene una colostomía.
Torres Tapanes afirmó que su maleta había sido canibalizada mientras la recogía de la estera, y cuando intentó denunciar el robo, las autoridades del aeropuerto le dijeron que era responsabilidad de la aerolínea y la agencia que le vendió el pasaje. Sin embargo, gracias a un representante de la aerolínea Magnicharters, se pudo comprobar con videos que la maleta llegó perfectamente sellada al aeropuerto.
El activista cubano criticó la ausencia total de policías y oficiales de seguridad en el aeropuerto, lo que impidió que pudiera hacer una denuncia penal más allá de la queja ante el personal administrativo, que fue infructuosa.
La degradación de valores morales de los ciudadanos cubanos se ha visto influenciada por la profunda crisis económica que vive el país desde hace décadas, y que se ha agudizado en los últimos dos años con una mayor escasez de alimentos y una alta inflación. Las denuncias de robo y corrupción de los oficiales de la Aduana de Cuba son frecuentes en redes sociales.
Recientemente, otro joven cubano se quejó del decomiso de un equipo electrónico para arreglar celulares. El emprendedor cubano afirmó que la máquina separadora de pantalla LCD de hasta 7 pulgadas, con bomba de vacío integrada, tiene un costo de más de 30.000 pesos cubanos.
La impunidad total en cuanto a la confiscación y robo en el aeropuerto de La Habana es preocupante, y genera alarmas entre los viajeros que se arriesgan a ir a Cuba.
Cubano que llegó de Miami se queja de colas para el combustible
Ricardo González, un residente en Miami, comentó a la agencia AP que llevaba más de una hora esperando en una cola para comprar gasolina. Al momento de la entrevista, el conductor tenía 18 carros delante de él y desconocía cuánto tiempo más iba a estar allí. “Me he pasado los 10 días que he venido en cola detrás de la gasolina”.
