La provincia de Las Tunas, al oriente de Cuba, es una de las más afectadas por la escasez de carros fúnebres que azota a la Isla.
Según una nota compartida por el medio oficialista Periódico 26, vocero del régimen en ese territorio antillano, de los 13 carros para el transporte de difuntos con los que contaban, solo cuatro se encuentran en funcionamiento.
Los mismos ni siquiera se ubican en la cabecera tunera, sino que se localizan en los municipios de Colombia y Jobabo, por lo que deben trasladarse hasta la capital cuando son requeridos sus servicios, lo cual incurre en un gasto de combustible con el que tampoco cuenta el gobierno local.
En una entrevista ofrecida al rotativo comunista por Raúl Ernesto Martínez, subdirector de Higiene y Necrología de la provincia, el funcionario aseguró que esta situación “le quita el sueño”; a la vez que alegó entender “la rabia” de la población que no para de llamar y quejarse por lo insostenible de la situación.
“La causa fundamental de la baja disponibilidad técnica de los carros está en la carencia de neumáticos y componentes eléctricos, principalmente baterías”, fue la justificación emitida por Martínez, quien añadió que se está valorando una “alianza” entre varios “organismos” locales para la renovación de los vehículos.
Sin embargo, y como casi todo en Cuba, la respuesta se ha hecho esperar y las soluciones tendrán un carácter “gradual”, según las propias palabras del subdirector.
“Ellos van a ir apoyando y aportando a medida que tengan en sus almacenes la disponibilidad de las piezas técnicas, eléctricas, los componentes y demás para revitalizar el transporte fúnebre”, es la pálida esperanza que aporta Raúl Ernesto a quienes tienen que llorar a sus seres queridos detrás de una carreta porque no hay con qué transportarlos hasta el cementerio.
Otra posibilidad, que parece ser muy lejana en el tiempo, sería que se “concretara” la llegada de carros “desde el extranjero”, asevera Martínez, algo que parece más una vaselina para el pueblo que una opción que tenga final feliz.
Sobre la ayuda emitida por el gobierno local para “revitalizar el transporte fúnebre”, el funcionario afirma que “sigue siendo poca”.
“Queremos, si tenemos un familiar fallecido, que se le preste el servicio lo más pronto posible. Nosotros quisiéramos poder hacerlo, más no estamos en condiciones”, lamenta Martínez.
Entre las principales causas de las “roturas” de los vehículos, destacan el mal estado de la vía pública, la falta de cortesía vial ante los cortejos fúnebres, las roturas por la negligencia de técnicos y choferes, así como “la falta general de combustible, piezas de repuesto y vehículos modernos que afecta a la Isla”, confirma la nota del diario oficialista.
Pero las quejas de la población van más allá de la escasez de carros fúnebres, pues la falta de ataúdes también es una herida abierta.
“La Dirección de Comunales empieza su funcionamiento a partir de recibir el reporte de la muerte desde la institución de Salud; en ocasiones tenemos personas que fallecen temprano, pero no se ha hecho todo el proceso médico post mortem que en algunos casos es demorado. Y entonces todo el mundo piensa que es por ausencia de sarcófago o por falta de carro fúnebre que el finado no llega a la funeraria, y no siempre resulta de esa manera”, se excusó el funcionario a través del rotativo.
Las redes sociales se hacen eco, casi a diario, de las lamentables condiciones en las que se “velan” a los difuntos en la Isla. Por no mencionar el abandono de los cementerios en todo el país y la profanación de tumbas, que se ha convertido en “común” en la Mayor de las Antillas.