Por segundo día seguido, un apagón masivo vuelve a dejar a oscuras a las provincias al este de Matanzas, casi un 70% del territorio nacional, debido a una avería en la línea de 220 kV que une a Matanzas con Cienfuegos y encargada de alimentar a todo el sistema del centro-oriente de la Isla.
En redes sociales, los cubanos piden una explicación ante los continuos sucesos que ya suman cuatro desconexiones totales del sistema desde que ocurrió la primera el pasado 13 de febrero.
“Se necesita que hagan una investigación real y expliquen qué está pasando. Eso de un fuego por aquí y otro por allá no convence. Son demasiados los inconvenientes, estamos sufriendo por acá por oriente como le dicen desde la capital”.
Por su parte, Yosvany Brito Fonseca, expresó frustración por la realidad que vive el cubano. “Qué triste es todo, las desconexiones, los precios, el salario, el nivel de estrés del cubano es en grado superlativo, ¡qué manera de sufrir!”.
En los anteriores cortes de energía, la explicación oficial fue atribuida a incendios forestales y de cañaverales que surgieron debajo de la línea de alto voltaje, provocando la actuación de las protecciones ante el alza de la temperatura.
Sin embargo, la propia Unión Eléctrica ha reconocido que en los últimos días, debido a la estrategia de dar mantenimiento y atender a las averías en la mayoría de los bloques de generación en las centrales termoeléctricas del Oriente del país, hay una gran transferencia de energía desde el occidente, por lo cual la línea de 220 kV que sale de Matanzas está sobrecargada.
Un sistema eléctrico normal tiene doble circuito en el trazado de las líneas de alto voltaje que permitan hacer lazos de conexión, evitando la vulnerabilidad de depender de un solo camino para la transferencia de energía.
En la avería del día 21 de febrero, las termoeléctricas demoraron más de 20 horas en volver a sincronizar al sistema, por lo cual hubo un déficit de generación, quedando en apagón miles de circuitos eléctricos por casi un día entero.
Dicha situación es ajena para el extremo occidental del país, incluyendo La Habana, que disfrutan de las ocho centrales flotantes contratadas a Turquía que le generan la energía suficiente para no sufrir apagones y evitar revueltas y protestas en la sede central del poder en Cuba.