La escasez de compotas para niños cubanos menores de tres años, que son recibidas de forma racionada a través de la libreta de abastecimiento, es crónica desde hace meses en todo el país.
Según Octavio Lázaro Rubio, director general de la empresa estatal ‘La Estancia’, encargada de producir este alimento, los problemas productivos se deben a la falta de financiamiento para comprar materias primas en el exterior.
“La falta de financiamiento, la obtención tardía de créditos comerciales y la imposibilidad de transitar pagos por vías normales bancarias llevaron a un impago a los proveedores del sistema de envases tetrapack”, dijo el director en una entrevista para el Noticiero Nacional de Televisión. Como resultado, se detuvo la producción debido a la falta de envases.
En su lugar, se utilizaron “envases de 200 mililitros para jugos, destinados a tiendas y turismo”, produciendo casi tres mil toneladas de compotas. Sin embargo, estos envases también se agotaron.
Debido a que la situación financiera no se resolvió, se decidió desde el nivel central que una empresa de conservas de frutas y vegetales asumiera la producción de compotas, adaptando su línea de envases a recipientes de hojalata. Una de las cuatro fábricas encargadas de esta responsabilidad fue ‘Conserva Caribe’, en el municipio de Quivicán en Mayabeque.
Sin embargo, el cumplimiento de los planes ha sido difícil debido a varias dificultades, incluyendo la compleja situación energética que afecta al país.
Según un reportaje de la televisión oficialista, los constantes apagones durante el último semestre de 2022 provocaron que varios lotes del producto se echaran a perder, ya que quedaban atrapados en el flujo de producción continuo en línea. Esto requería limpiar toda la maquinaria, lo que consumía tiempo en las pocas horas en las que había disponibilidad de electricidad, retrasando la producción.
Los comunistas prometen que “tan pronto se disponga del producto, el objetivo es llevarlo hasta las bodegas”. Sin embargo, advierten desde, ya que “los volúmenes actuales y la ausencia de envases no permiten cumplir con la entrega en tiempo de las compotas. Existe un pendiente de 345 toneladas que los niños menores de tres años debían recibir en diciembre”, y no se ha repuesto.
Ante la incompetencia estatal, el sector privado aprovecha para vender en el mercado informal jugos y yogur que suplan a la compota como alimento de los niños. No obstante, como son productos importados desde el extranjero que se deben comprar en dólares cuya tasa de cambio por pesos cubanos es elevadísima, los precios de venta son inaccesibles para la mayoría.
El periodista Lázaro Manuel Alonso ataca al sector privado argumentando que “las ofertas a precios inflados especulan con la necesidad de los padres (…)”. ¿Cómo se las arregla una madre cuando la leche no es suficiente, cuando no hay compota?
“A veces compró frutabomba para hacerle jugos, pero está muy cara; y los vacitos de yogur a 130 CUP no me alcanza para comprarlos”, refirió una madre cubana que acudió a una bodega habanera a ver si habían entrado las compotas.