Por ley federal, si tu tarjeta de crédito es utilizada para realizar gastos no autorizados luego de que la hayas perdido o te la hayan robado, solamente deberás responder por hasta $50, independientemente del monto gastado en dicha ocasión y sin restricciones en cuanto al tiempo para informar o denunciar el hecho fraudulento. Y muchas entidades emisoras ni siquiera les cobrarán los $50 a sus buenos clientes.
Pero con una tarjeta de débito, tienes apenas dos días para denunciar su pérdida o una transferencia de dinero no autorizada, o podrías llegar a tener que responder por hasta $500. Si dejaras pasar más de 60 días calendario luego de que te envíen el resumen de cuenta por correo, podrías llegar a tener que responder por todo el dinero robado de la cuenta asociada.
Si bien las tarjetas de débito no generan intereses en favor de los titulares de las cuentas respectivas —lo que puede influir en algunos usuarios—, hay seis lugares en los que nunca deberías usarlas.
Estaciones de gasolina
Además de los cajeros automáticos los surtidores de gasolina son un popular blanco para el “skimming”, que consiste en la colocación, por parte de estafadores, de un lector de tarjetas portátil dentro del surtidor. Cuando el motorista inserta su tarjeta de débito e introduce el PIN (número de identificación personal) el dispositivo oculto (llamado “skimmer”, y que puede conseguirse vía internet por menos de $100) captura tanto los datos de la banda magnética de la tarjeta y el PIN. Más tarde, el dispositivo es retirado y la información robada es utilizada para crear un duplicado de la tarjeta para saquear la cuenta bancaria de la víctima.
¿Por qué las estaciones de servicio? Al haber solo un puñado de fabricantes de surtidores de gasolina, una sola llave en manos de un estafador que consiga trabajo en una estación podrá, por lo general, ser usada para abrir surtidores e instalar el dispositivo en muchas estaciones, especialmente de noche o cuando no estén siendo supervisadas. Y en el caso de los surtidores viejos, los PIN pueden no estar encriptados.
Si tienes que usar una tarjeta de débito (y la misma tiene un logo de Visa o MasterCard en vez de tratarse de una tarjeta que solo permite realizar extracciones de dinero), elige la opción “crédito” en la pantalla, en vez de “débito”, de modo que no tengas que introducir tu PIN. De esta manera, el importe de la compra seguirá siendo deducido directamente de tu cuenta bancaria, pero su procesamiento tendrá lugar a través de una red de tarjetas de crédito, brindando mayor protección en caso de fraude.
Compras en línea
Además de proporcionar seguridad adicional si el minorista resultara víctima de una filtración de datos —un pirata informático no podrá realizar gastos en descubierto sobre tu cuenta bancaria con una tarjeta de crédito—, la mayoría de las tarjetas de crédito (contra algunas tarjetas de débito) ofrecen otros beneficios relacionados con la seguridad. Si no recibes la mercadería, recibes mercadería defectuosa o recibes el producto equivocado, y el vendedor no te hace un reembolso, es más fácil disputar cargos con una tarjeta de crédito.
Muchas tarjetas de crédito también ofrecen garantías extendidas de productos (generalmente, por un año más allá de la ofrecida por el fabricante) y algunas, seguro de protección de precio por hasta 90 días, por el cual te devolverán la diferencia si encuentras el mismo producto por un precio inferior al que pagaste. Si bien ciertas tarjetas de débito brindan estas protecciones, las dificultades burocráticas pueden ser mayores.
Productos muy costosos
Recompensas aparte, las ventajas de las tarjetas de crédito descritas arriba son particularmente útiles para los productos caros, ya sean comprados en tiendas o en línea.
Restaurantes
Los restaurantes se encuentran entre los pocos lugares donde una tarjeta de pago puede desaparecer de tu vista, y camareros deshonestos pueden —y a veces lo hacen— apartarse para anotar su número con el fin de intentar robar tu identidad.
Incluso sin un PIN, alguien puede usar el número de tu tarjeta para realizar compras fraudulentas en línea.
Y los restaurantes sin mesas pueden representar una amenaza, ya que algunos de ellos (junto con otros negocios) archivan la información de pago de sus clientes, pero pueden hacerlo sin el debido resguardo.
Tiendas minoristas
Hace varios meses, el FBI predijo un incremento de los ataques cibernéticos mediante malware sofisticado dirigido específicamente a los sistemas de puntos de venta, como cajas registradoras y dispositivos lectores de tarjetas.
Este fue el software malicioso “raspador de memoria” (también conocido como “RAM scraper”) que estuvo detrás del bien publicitado acceso ilegal a información de tarjetas de pago de unos 110 millones de clientes de Target durante la temporada navideña, y responsable de cerca de dos docenas de ataques registrados el año pasado.
Por cierto, las tarjetas de crédito también son vulnerables a los ataques dirigidos a sistemas de puntos de venta. Pero con más protecciones, los emisores de tarjetas siempre absorberían esas pérdidas (menos un posible límite de $50) si tu tarjeta fuera pirateada.
Dependiendo de cuándo te enteres y denuncies el uso fraudulento de información de la tarjeta de débito pirateada, podrías ser considerado responsable de realizar actividades no autorizadas.
Cuando se requiere un depósito
Dejando de lado el riesgo de robo de identidad, las tarjetas de crédito son una opción más acertada para aquellas transacciones de las que no se conoce el importe final, como por ejemplo, el pago de hoteles, de alquiler de autos o, incluso, de herramientas alquiladas en un centro de bricolaje.
La razón: con una tarjeta de débito se puede aplicar una retención sobre tu cuenta que podría superar el importe del gasto esperado, como hacen los hoteles, para garantizarse el cobro de adicionales, incluidos los servicios a la habitación, o las compañías de alquiler de autos, por si les devuelven un vehículo sin el tanque lleno de combustible.
Si esto sucediera, se te podría negar el acceso a los fondos retenidos en tu cuenta bancaria hasta que se cubra el saldo final. Con una tarjeta de crédito, el importe retenido puede aparecer inicialmente como un cargo pendiente hasta que se cancele el saldo final, de modo que no se permitirá ningún débito hasta que dicho saldo sea liquidado.
Las estaciones de servicio también aplican retenciones sobre los cargos de débito, lo que constituye otra razón para utilizar tarjetas de crédito.