Se le conoce como costo de oportunidad a lo que has dejado ir cuando tomas una decisión. Esto quiere decir que, al entrar en un proceso de elección, se ganará un beneficio al seleccionar, pero se va a perder aquello que no ha elegido: eso representa un costo, y es el costo de oportunidad.
Cuando tenemos clara la definición de costo de oportunidad podemos poner sobre la mesa todas las opciones y entender que al elegir vamos a ganar, pero esto también conlleva a un costo, el costo del ‘hubiera’: qué hubiera pasado si hubiera elegido la otra opción. Por ello, tenemos que buscar que ese costo se diluya en mayor proporción y que lo elegido te ofrezca mayores ganancias.
Esta definición es de mucha importancia en ciencias económicas, ya que nos permite evaluar con una percepción más amplia la toma de decisiones.
Podemos ver el costo de oportunidad tanto en decisiones complejas, como comprar una casa, como en aquellas más sencillas, como comprar un litro de leche.
En finanzas, el costo de oportunidad es muy apreciado debido a que gracias a este surge el término de interés. Por así decirlo, ganas intereses al prestar dinero por todas esas oportunidades que te vas a perder de empezar proyectos rentables por habérselo prestado a alguien, y es por ello que debe pagarse una renta.
Dónde y cómo utilizarlo
Se trata de un término añejo en economía y se utiliza como uno de los pilares de esta ciencia. Hablando de una forma más aplicativa y dejando el lado teórico, podríamos encontrar esta definición en los mercados, y la utilizaríamos para elegir mejor.
Dentro del mercado accionario existen muchas opciones de inversión; no obstante, no se puede estar en todos lados y por ello se tiene que decidir lo que se va a comprar y lo que se va a dejar ir.
Ejemplo de costo de oportunidad
Vamos al supermercado a buscar un litro de leche, llegamos a la sección de lácteos y nos llevamos la sorpresa de que hay una amplia gama de opciones por comprar: al menos cinco marcas y cada una ofrece al menos cinco estilos distintos de leche (light, deslactosada, entera, semidescremada, con proteína extra, etc.).
Entonces, ¿cuál sería la mejor decisión? Al fin y al cabo, puedes llevarte una leche light, pero esta no sería entera o con proteína extra. Por lo tanto, terminarás ganando los beneficios del estilo de la leche que elijas, y por el otro lado, se te adjuntará el costo de haber perdido la oportunidad de tener los otros beneficios.
Lo mismo sucede al tomar una decisión en inversiones: si eliges ponderar con 100% en deuda gubernamental tu portafolio, estás ganando de la decisión un posible retorno por los intereses de dicho producto, pero estarás dejando ir la oportunidad de haber invertido en acciones, en tipo de cambio o en otra clase de producto.