Zelle es la aplicación para gestionar pagos electrónicos más extendida en Estados Unidos y desde su creación en 2017 ha tenido un crecimiento exponencial. Siete grandes bancos, entre ellos JPMorgan Chase y Bank of America, formalizaron la empresa Early Warning Services que gestiona Zelle. Sin embargo, a la par del crecimiento también han proliferado los fraudes y estafas
De acuerdo con un informe publicado por la oficina de la senadora Elizabeth Warren, cuando acabe el actual año los usuarios de la aplicación habrán perdido 255 millones de dólares en operaciones fraudulentas donde los criminales apelan a la ingenuidad de las personas que comparten sus datos personales.
La facilidad con que Zelle permite a las personas transferir dinero simplemente con un número de teléfono o dirección de correo electrónico, sin importar en qué banco tenga su cuenta bancaria, ha abierto un modus operandi para los malhechores.
Uno de los métodos de estafa consiste en que los estafadores envían mensajes de textos a números telefónicos al azar esperando que alguna persona caiga en la trampa. El texto del mensaje que se hace pasar por un banco le pide a la persona que responda si quiere autorizar un pago que se ejecutó desde su cuenta en Zelle.
Cuando la persona se preocupa y responde afirmativamente, los malhechores le devuelven una llamada, nuevamente haciéndose pasar por el banco, para pedirle el nombre de usuario y la contraseña con los cual supuestamente confirmaran la transacción.
Sin embargo, la verdadera razón es tener acceso a las credenciales para transferirse dinero de la cuenta de la víctima.
Otra estafa, que tiene el mismo objetivo, es hacerse pasar por empresas de servicios públicos como proveedores de electricidad que exigen el pago de la factura, amenazando con cortar el servicio si no se paga en el momento de la llamada. Aquí manipulan a la víctima para que les comparta las credenciales de su cuenta en Zelle y nuevamente hacen un retiro de dinero.
Para la compañía resulta complejo devolver el dinero que fue sustraído mediante estafas, ya que el propio usuario fue el que sin darse cuenta autorizó la transacción compartiendo su contraseña.
“Incluso si te engañaron o persuadieron para que autorizaras un pago por un bien o servicio que alguien dijo que iba a proporcionarte, pero no lo cumplió, esto se consideraría una estafa. Como autorizaste el pago, es posible que no puedas recuperar tu dinero”, indica una advertencia en el portal web de Zelle.
El consejo general para los consumidores es que no se fíen de ningún mensaje no solicitado, independientemente de la forma en la que venga. Los estafadores usarán diversas tácticas para conseguir que hagas clic en un enlace, llames a un número y compartas tu información personal.
No obstante, si fuiste objeto de fraude, puedes denunciarlo a Internet Complaint Crime Center (IC3) del FBI en ic3.gov. Zelle también recomienda informar a tu banco.
