¿Por qué el PCC saca estas NUEVAS Tarjetas?
Hablemos de esas tarjetas, de cómo funcionan y de por qué las están implementando. Para mis hermanos cubanos que están dentro del país, esto no es una invención. Estas tarjetas existen hace rato en el mundo, pero llegan tarde a Cuba.
Ahora, pongamos esto en contexto: ¿quiénes lo están haciendo y por qué? Recargar, siempre recargar, pero nunca descargar. Es una trampa mortal. Tú entras, pero nunca puedes salir. Recuerda esto siempre: cuando haces negocios con la tiranía, es un negocio de una sola vía. Nada regresa.
El desespero con estas tarjetas es evidente. Están sacándolas a toda prisa. Tomemos como referencia una tabla publicada por Havana Consulting Group, basada en datos de la Oficina Nacional de Estadística de Cuba (ONEI).
Por presiones internacionales, la ONEI publica algunos números, siempre con retraso, claro. Según sus datos, los ingresos por remesas en efectivo fueron de $2833 millones en 2013. Para 2019, subieron a $3716 millones. Pero del 2019 al 2021, esa cifra cayó a $1884 millones, casi a la mitad.
De 2013 a 2019, las remesas crecieron $882 millones, pero fíjense en la caída: del 2019 al 2021, se redujeron en $1749 millones. Es una pérdida del 47%. Y aunque estos números siempre llegan con retraso, la tendencia es clara: la tiranía está perdiendo ingresos, y nosotros seguimos cargando con el peso de su incompetencia.
Fíjense cómo la crisis sanitaria, esa que dejó a tanta gente sin dinero, y luego el 11 de julio, hicieron que muchos cubanos finalmente abrieran los ojos. La conciencia del cubano, tanto del que está aquí como del que está allá, cambió. Ahora saben que allá no hay nada que hacer, porque cualquier dinero que mandes lo toma la tiranía.
Antes, la situación era otra. Había una especie de disyuntiva, algo proporcional, entre quedarse o irse. Yo conocí a personas que decían:
—Yo de aquí no me voy. A mí me mandan dinero, vivo tranquilo, me invento mi trabajito, y allá trabaja mi papá, mi mamá, mi tía o mi hermano. Ellos me mandan mi dinerito y listo. Este es el mejor país del mundo para vivir si tienes dinero.
¿Cuánta gente pensaba así hace 8 o 10 años? Muchos. Pero eso ya se acabó. Aquello está tan mal que ni con dinero se vive.
Y como ellos no saben hacer otra cosa que exprimir, ahora aparecen las famosas tarjetas. Bueno, no es una tarjeta, son dos. Y vamos a ver cómo funcionan.
—Sí, buenos días. Soy el Mayor Milanés, del Consejo para la Guerra. Estoy llamando por unas denuncias sobre las tarjetas prepago. ¿Puedo hacer algunas preguntas?
—(Colgó)
—No, pero ya parece que somos famosos, porque ni siquiera quieren contestar. Vamos a volver a llamar.
—(un rato después)
—Ya no, no contestan. Es que descolgaron el teléfono. ¿Cómo puede ser que solo tengan una línea?
Después de insistir, logré hablar:
—Buenos días.
—Buenos días. ¿Es el BANDEC?
—Sí.
—Estoy llamando para informarme sobre las nuevas tarjetas prepago en dólares. ¿Usted me puede informar?
—Sí, dígame. ¿Qué pregunta tiene?
—Mire, quiero mandar desde el exterior $5000. Eso no tiene límite, ¿verdad?
—No, no tiene límite.
—Entonces, ¿por qué el anuncio dice que el familiar en Cuba solo puede sacar $4500 o algo así? Él necesita comprar algunas cosas y hacer unos viajes. ¿Cómo funciona eso?
Aquí es donde empieza la confusión. Básicamente, la tarjeta no permite retirar dólares en efectivo. Solo se puede usar para compras en tiendas específicas o combustible.
—Pero yo quiero que mi familiar saque dólares, porque lo que necesita es efectivo.
—No es posible. Esa tarjeta no está diseñada para extraer efectivo.
—¿Me puede pasar con un supervisor, por favor? Porque noto que usted está un poco nerviosa.
—A ver, un momentico, escúcheme. ¿Me da un momento, por favor?
—Sí, gracias. (me da pena porque parece que es muy jovencita).
Un rato después:
—Mire esa tarjeta no cumple con lo que usted desea.
—Entonces, si yo pongo $5000, ¿mi familiar en Cuba no puede sacar ese dinero en dólares?
—No, en efectivo no. Esa tarjeta solo sirve para comprar combustible o productos en las tiendas de la red actual y en otras que abrirán en el futuro.
—Pero mi familiar no tiene carro y no necesita combustible. Entonces, si yo pongo dinero en la tarjeta, ¿por qué no se lo pueden dar si está ahí?
—Porque, hasta ahora, ese tipo de tarjeta no permite extraer efectivo.
Ahí me lo dejó claro: el dinero entra, pero no sale. Solo lo puedes usar en las tiendas controladas por ellos. Y si decides dejar de usarla o salir del país, te devuelven hasta $100.
—Espere un momento. ¿Me está diciendo que si alguien recarga la tarjeta con $5000, gasta $1000 o $2000, y luego quiere salir del país, solo le devuelven $100? ¿El resto se queda en la tarjeta?
—A ver, la tarjeta tiene vigencia de hasta cinco años, pero si no se usa más o no hay familia, el dinero se pierde.
—Mire, le voy a decir algo. Usted trabaja en el BANDEC, ¿verdad? Se nota que es joven. Yo estoy en Miami, soy Manuel Milanés, del Consejo para la Guerra. Está trabajando para un banco ladrón. Salga de ahí, joven. Su futuro está en otra parte.
—Ojalá pudiera.
Bueno, lo dejamos ahí. Y ahí lo dejé. Pero, señores, esto es lo triste: saben que está mal y aun así lo hacen. Están destruyendo el futuro de la juventud cubana, obligándolos a ser cómplices de un sistema corrupto. Me reventó escuchar esas palabras. «Ojalá pudiera», me dijo.
Esas tres palabras me rompieron. Ojalá pudiera, dice un joven atrapado en la miseria y el terror, consciente de que está sacrificando su futuro por la fuerza y la falta de opciones. Eso es lo que pasa en Cuba hoy. No hay convencimiento, hay terror.
Ahora, volviendo a la tarjeta, no hay que ser un genio para darse cuenta de que no es más que otro robo institucionalizado. Tanto esta como la que se hace llamar «clásica» son una burla. Les llaman tarjetas en dólares, pero no lo son. Si no puedes sacar dólares, no es una tarjeta en dólares. Es una herramienta más para llenar el bolsillo de Raúl Castro y su camarilla.
BANDEC, FINCIMEX, GAESA… todo es lo mismo. Cambian los nombres, pero el objetivo sigue siendo el mismo: exprimir al pueblo. Si recargas $5000, solo te devolverán $100. ¿Dónde está el resto? En el bolsillo de la tiranía.
Me cuesta terminar este texto porque la indignación me supera. Pero sé que hay jóvenes en Cuba que siguen pidiendo ayuda. Ojalá pudiera es su grito de desesperación. Y eso, amigos, es lo que más duele.
Lo que está pasando con estas tarjetas es, sencillamente, un mecanismo perfecto para lavar dinero. Primero, las MIPYMES de ellos, las intocables, están llenas de sacos de dólares en efectivo. ¿Qué hacen? No pasan por la cuenta fiscal del banco, no pagan nada. Simplemente van a la CADECA y recargan esas tarjetas.
¿Por qué lo hacen? Porque estas tarjetas también permiten comprar importaciones. Las importadoras tienen POS que aceptan estas tarjetas, y ahí llegan los de siempre: Juan Guillermo, Elio, el Cangrejo… todos con sacos de dólares en efectivo. Recargan la tarjeta, compran los contenedores de pollo o lo que sea, y lo revenden en sus MIPYMES, esas que están blindadas por la tiranía.
Esto no es un sistema para beneficiar al pueblo, sino para revender dólares. Desde que pusieron la tasa oficial, el dólar tiene dos precios: uno en tarjeta (lo que antes era MLC) y otro en efectivo (el peso). ¿Qué pasa? Muy sencillo:
- Tienes $5000 en la tarjeta.
- Alguien con efectivo te ofrece $4000 por tu tarjeta.
- Tú le das la tarjeta, y él se gana $1000.
Así funciona. Y mientras tanto, las familias que mandan dinero desde el exterior piensan que están ayudando a sus seres queridos. Pero no, porque el que tiene el dinero real es el que tiene el efectivo.
Si tienes efectivo en Cuba, eres rico. Punto. Da igual dónde lo tengas: debajo del colchón, en una lata de manteca, en el falso techo, en la goma del carro. Cash is king. Ahora mismo en Cuba, tener billetes es tener poder.
Y, claro, cuando sacan estas tarjetas, la gente con saldo en la tarjeta empezará a buscar cómo convertirlo en efectivo, aunque pierdan un 15%, 20%, 30%, o hasta el 50%. Porque el efectivo manda.
¿Y los familiares? Ya decidieron. «Ojalá pudiera irme», dicen. Ese es el grito del cubano hoy. Es una frase que lo resume todo: la desesperación, la impotencia, y el deseo de escapar.
Para los incrédulos que piensen que exagero, solo tienen que buscar la página de FINCIMEX. Ahí está todo. Estas tarjetas se recargan desde el exterior a través de servicios como Tocopay. ¿Saben cuánto cuesta simplemente activar una tarjeta? Un 4%. Por cada $100 que mandas, ya te quitaron $4 solo por el plástico.
Pero eso no es todo. La mayoría de las remesas no son grandes sumas. Las más comunes son de $50, $60, $70… tal vez $100. A ese monto, súmale el 4% que te quitan desde el inicio. Luego, cuando recargas la tarjeta, ya no ves el dólar. Se convierte en una moneda virtual que controla el gobierno, y encima, pierdes poder adquisitivo porque el efectivo siempre vale más.
¿Y qué es Tocopay? Es la misma FINCIMEX, solo que con otro nombre. ¿Por qué? Porque FINCIMEX fue sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, junto con sus tarjetas AIS. Entonces, tumbaron esa página y sacaron Tocopay. Es el mismo perro con diferente collar.
Ponte ahí, George. ¿Quién es FINCIMEX? Vamos a desglosarlo con un gráfico, tomado de Habana Consulting. Ahí lo tienen: FINCIMEX, sancionado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Está claro, ¿verdad? FINCIMEX está bajo CIMEX, y CIMEX está bajo GAESA. Si FINCIMEX es la dueña de Tocopay y tú recargas esa tarjeta, estás depositando directamente en el bolsillo de Raúl Castro.
Este gráfico me encanta porque lo pone todo en perspectiva. Cuando tú vas a Cuba, aunque solo sea para visitar a tu familia, tienes que entender una cosa:
- Te quedaste en un hotel de Gaviota → Dinero para los militares.
- Compraste un jabón en una tienda en MLC → Dinero para los militares.
- Echaste combustible en un Cupet → Dinero para los militares.
- Alquilaste un carro en Habana Auto → Dinero para los militares.
- Comiste en un restaurante de Palco → Dinero para los militares.
¿Ves el patrón? Ellos controlan el 80% de la economía de Cuba. Así que si tú crees que “no pasa nada” porque solo fuiste a visitar a tus seres queridos, aquí está la realidad: tu dinero terminó en manos de los militares, fortaleciendo al régimen. Y, para colmo, violaste una sanción del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
Ahora, si te da igual colaborar con la tiranía o prefieres practicar el masoquismo financiero, sigue haciendo lo mismo. Pero si realmente te importa, ten esto en cuenta.
Ponte el gráfico del post, George, y recordemos algo más: las quejas sobre Tocopay no son nuevas. Desde el 30 de noviembre de 2021, el periódico “Cubano” ya reportaba problemas con este servicio. Autenticar el PIN, hacer efectivo el dinero en la tarjeta… todo eso se convierte en un calvario. Hay casos de personas esperando hasta una semana por el PIN o meses para que el dinero llegue a la tarjeta de su familia.
¿Y sabes qué es lo peor? Las condiciones siguen siendo las mismas. La funcionaria del banco lo dejó claro:
- La tarjeta no está diseñada para que saques dinero.
- Solo puedes ingresar dinero, y si te vas del país, el máximo que te devuelven son $100.
Así que, si tienes que usar este sistema, ¡piensa bien tu estrategia! Por ejemplo: si tienes una emergencia vital, no recargues más de $100 en una tarjeta. Mejor abre dos tarjetas de $100 cada una, en lugar de una sola de $200. Así, al menos, puedes recuperar el total al salir del país.
Señores, esta es mi conclusión: el resultado de esta medida será un mayor tráfico de divisas, la confesión de la dolarización, y una mayor diferencia entre el que tiene y el que no tiene. ¿Qué va a pasar con el militar que se ha sacrificado, que ha trabajado sin ganar un peso, y que ahora recibirá dólares del exterior? Y ese mismo militar, ¿qué hará con su primo, hermano, tío o papá que denunció, rechazó o denigró, poniéndolo en una planilla con la pregunta “¿tiene familiares en el exterior?”
¿Qué dólar va a entrar en la tarjeta de un militar? ¿Qué dólar va a entrar en la tarjeta de un militante del partido que se fue en contra de su propio hermano, primo o vecino, y apostó a la revolución criminal de los Castros? ¿Qué dólar va a entrar en la tarjeta de un maestro que se quedó? ¿Y qué dólar va a entrar en la tarjeta de un profesional que decidió quedarse?
La realidad es que seguirán poniendo a los profesionales, a los maestros, a los policías, y a todos los que confiaron en este régimen, a pedir limosna en el exterior, esperando que les envíen algo porque no tienen de qué vivir. ¿Qué dólar le va a entrar al 70% de los cubanos que no tienen a nadie afuera? Y el 30% que recibe algo, ¿para qué lo usará? Para comprar lo esencial para poder irse: un pasaje, ropa, comida para la travesía, unos tenis cómodos, botas de agua para cruzar ríos, repelente para los mosquitos… Eso es lo que va a entrar a Cuba.
No va a entrar dinero para comprar nada más porque no hay nada en las tiendas, y más importante aún, nadie quiere vivir en Cuba. En Cuba, hoy, se vive del «Ojalá pudiera». Ese “Ojalá pudiera” es la realidad diaria, y me deja pensando. Es bueno que lo escuchemos, porque a veces nos pasamos de duros con el que está dentro. El que está dentro, muchas veces, no te lo dice directamente, pero te lo dice con el corazón: “Ojalá pudiera”.
Hoy me quedo con esa frase: Ojalá pudiera.
MANUEL MILANES Consejo Para la Guerra Anticomunista CPGA