Boris Arencibia en protección a testigos?
El viernes salió a la luz: detuvieron a Boris Arencibia. ¿Quién es Boris Arencibia? Apenas se supo, empezaron a saltar los de siempre: “¡Viste! Yo sabía que iba a terminar así, porque andaba en malos pasos, lo dijimos, lo advertimos…”
Mentira. Lo que realmente habían dicho era otra cosa: “Que si era promotor de Lenier, que si el abuelo, que si la mujer de Lenier, que si Lenier era drogadicto, que si le vendía…” Y claro, todo eso empezó cuando se armó el concierto de Cayo Santa María y se denunció quiénes estaban detrás, cómo funcionaba todo y por qué lo hacían.
Ustedes, los que siguen esta plataforma, ya vieron un video donde dimos todos los detalles: por qué esto iba a pasar, cómo iba a pasar, los números de caso, los expedientes, los implicados, quién habló y quién no. Todo estaba documentado.
Cuando salió la noticia, muchos de ustedes pensaron: “Ya esto yo lo sabía. Lo vi con Manuel Milanés hace cinco meses.”Por eso, ni siquiera respondí una carta de intimación que me mandó Boris Arencibia.
¿Qué fuerza puede tener una carta de un prófugo o de alguien que claramente iba a ser detenido? Ya tenía peste a quemado, como quien dice. ¿Para qué meterme en eso? Ni respondí, ni les comenté a ustedes que me había notificado.
Siempre hay gente que necesita atacar para generar contenido y hacerse fuertes. A mí no me hace falta. Ya tengo tantos ataques archivados que voy a tener que organizarlos alfabéticamente. Pero este, específicamente, no valía la pena ni mencionarlo.
¿Por qué? Porque sabíamos que esto iba a pasar. Lo sabíamos porque estábamos bien informados, porque somos serios, porque nos preparamos y compartimos con ustedes los argumentos sólidos. Por eso, los que vieron ese video no se sorprendieron.
George, pon el link aquí para que los que no lo vieron puedan buscarlo. Ese video se publicó hace meses, justo después del concierto en Cayo Santa María. Ya ahí se explicó cómo los vínculos de Boris con ciertos negocios lo iban a meter en problemas tarde o temprano. También advertimos que su estrategia podía ser la misma que otros han usado: escapar a Cuba, porque Cuba no extradita criminales.
Le llegó su hora. A Boris lo atraparon en su propia casa, esa casa cuya dirección dimos en su momento. También dijimos que estaba a nombre de una compañía llamada RBA Holding Group, lo que confundió a algunos.
Claro, como estaba a nombre de una compañía, la gente dudaba: “¿Será esta la casa de Boris?” Pero si sabes el nombre de la empresa, te vas a los registros públicos, buscas la dirección y ahí lo encuentras: Boris Arencibia, titular de la compañía y dueño de la casa.
Recuerdo que cuando denunciamos esto, recibí llamadas de todo tipo: “Manuel, no te metas en eso, es peligroso. Que si gatilleros, que si mafias, que si cuidado…” Mientras tanto, los demás estaban en la bobería: que si el tío, que si el abuelo, que si la foto en la discoteca. Nadie quiso meterse en lo profundo, nadie quiso presentar documentos o mencionar las investigaciones federales.
¿Por qué me metí en esto? Porque es lo correcto. No estoy aquí para hacer lo conveniente, sino para decir la verdad.
Si Boris tenía su casa a nombre de una compañía, si hacía negocios turbios, si se vinculaba a ciertos eventos para buscar escapatorias, todo eso había que sacarlo a la luz. Y así se hizo.
Al final, la justicia llegó.
Si nos atrevimos a adelantar que Lázaro Hernández podía reducir su condena delatando a sus cómplices, hoy podemos decir algo similar: Boris Arencibia también va a cantar.
Prepárense, porque esto no será cualquier canto; esto pinta para un verdadero «Pavarotti delator».
Imagínense el miedo, el sudor frío y la incomodidad del círculo cercano de Boris en este momento. Si todo lo que se comenta es cierto, y ya está en una celda de protección de testigos, es casi seguro que está colaborando para rebajar su condena.
Aclaro: no soy abogado, esto es solo mi opinión. Pero es una opinión basada en experiencia y en observar cómo se desenvuelven estas situaciones. ¿Cuánta gente estará ahora con el corazón en la garganta, temiendo que Boris hable?
¿Qué significa que Boris esté preso y probablemente colaborando?
1. Mala imagen para nuestra comunidad
Lamentablemente, otro cubano que viene a este país a hacer cosas raras: estafar, inventar, y al final dejar mal parada a toda la comunidad. Por cada Boris, hay miles de cubanos honrados que trabajan, estudian y logran el sueño americano. Pero ejemplos como este pesan más en la opinión pública.
2. El impacto en la música y el deporte
Boris no solo era un promotor artístico; también tenía compañías que manejaban artistas y deportistas. Esto no solo afecta su reputación, sino también la de todos los que tuvieron algún vínculo con él.
Para entender mejor el impacto en la música, quiero hablarles de una entrevista reciente que se transmitió en Univisión 23, realizada por el periodista Mario Vallejo. Agradezco la seriedad con la que trabaja Mario, y en esta ocasión entrevistó a Ramón Lavado, mejor conocido como El Chacal.
En la entrevista, Mario y El Chacal discutieron el proceso legal que el artista inició contra Boris mucho antes de su arresto. Según El Chacal, en noviembre de 2022 su equipo legal ya había enviado una carta formal a Boris y su compañía, solicitando el cumplimiento de ciertos términos contractuales.
El objetivo de esta demanda era desligarse completamente del promotor, algo que venían buscando desde hace más de un año. Según sus declaraciones, después del polémico festival en Santa María del Mar en 2023, quedó claro que continuar trabajando con Boris era insostenible.
El asesor legal de El Chacal, Alain Manuel Pérez, también compartió algunos detalles del caso:
- La compañía de Boris negó abrir los libros financieros.
- Sospechan que, al mínimo, se encontrarán evidencias de robo y fraude.
- Todo apunta a que este festival en Cuba tuvo como objetivo algún tipo de beneficio personal, posiblemente ligado a intereses con la dictadura cubana.
Como bien dijo El Chacal, esto fue “la tapa del pomo”.
Llevaba más de un año tratando de desligarme completamente de la compañía. No teníamos comunicación ni contacto; era evidente para todos que yo prácticamente no estaba haciendo música. En ese tiempo, traje a mi familia de Cuba y recuerdo que el día en que me llegó la notificación de esa «invitación» estaba en el mercado comprando cosas con mi madre. Apenas recibí la noticia, dejé claro: «No tengo nada que ver con esto». Me desligué automáticamente.
Ahora estoy concentrado en mi nueva etapa como artista. Estoy preparando un nuevo reto que incluye estrenarme en un género musical que nunca antes había trabajado. Le tengo mucha fe porque llevo tiempo estudiándolo y analizando el mercado. De hecho, ya tenemos el material listo. Cuando se lo mostré a mi equipo, recibí buen feedback: “¡Esto suena bien!”.
Atención, gente de El Gordo y La Flaca: ¡regional mexicano! Imagínense eso. Hemos trabajado duro para lograr el sonido que buscábamos, y ya grabamos el video musical, que va muy de la mano con la canción. El tema estará disponible antes del 14 de febrero, un regalo para todos los enamorados y los que celebran el Día de la Amistad.
Quiero aclarar algo: mi decisión de demandar no tiene nada que ver con el arresto de este señor durante la madrugada del viernes. Lo mío fue una decisión completamente personal y profesional, basada en la necesidad de desvincularme de esa lacra.
Ahora bien, reflexionemos un poco: cualquiera puede cometer un error o incluso delinquir en algún momento de su vida. Pero lo que me parece inaceptable, más allá del delito, es la inmoralidad. Es decir, intentar escapar de la justicia en los Estados Unidos buscando refugio en Cuba, siendo cómplice y apoyando a una tiranía. Eso va más allá de ser un delincuente; es ser un cobarde, un oportunista y un traidor.
Boris ahora es el preferido de los federales porque está cantando. Mañana, tal vez lo veamos rubio, con un nuevo nombre y viviendo en Texas bajo el programa de protección de testigos, pero la verdad es que no importa cuántas veces le cambien la cara o el apellido: siempre será recordado como un delincuente inmoral, sucio, chivatón y cobarde.
Y esto no lo digo porque ahora está preso; lo decía cuando estaba libre, cuando se sentía fuerte, cuando creía que nadie lo podía tocar.
Bueno, ¿y qué pasa con quienes estaban con él? Ahora tienen la oportunidad de tomar las riendas de sus carreras, pero tendrán que hacerlo bien, ¿eh? Eso es lo primero. Para los que estuvieron involucrados en sus negocios, la cosa no pinta fácil. Si tienes algo que ocultar, lo mejor que puedes hacer es entregarte voluntariamente. Por lo menos así queda como que tú diste el paso, y te ahorras el espectáculo desagradable de que te rompan la puerta o te remolquen el carro frente a los vecinos. Créeme, eso no se lo deseo a nadie.
A los que Boris les debe dinero, olvídense: no van a cobrar. Ese hombre ya no existe en términos financieros; mejor busquen cómo digerir esa pérdida. Pero, por otro lado, los que le deben a él… ¡coronaron! No tendrán a quién pagarle.
En el caso de los que manejaban redes sociales de artistas bajo el paraguas de Boris, mi invitación es simple: devuélvanle el control a los talentos. Esas redes son suyas, son su cara pública y su trabajo. Si no se las devuelven, estarán siendo cómplices de las mismas prácticas sucias de Boris. Y cuidado, porque hay un par de demandas dando vueltas, y mientras sigan atados a él, van a terminar salpicados.
Boris está pagando, pero sus socios y colaboradores también lo harán. Así que salgan de ese lío antes de que los incluyan en la próxima lista de implicados.
No tengan dudas de que Boris no solo está delatando a sus contactos en Estados Unidos; también está cantando sobre sus conexiones en Cuba. Empresarios, artistas, faranduleros y hasta los hijos y nietos de los comandantes que hicieron negocios o fiestas con él, ahora deben estar bien nerviosos. Todo ese círculo que manejó dinero en efectivo, movió «paquetes» o se benefició de favores… ya está en la mira del FBI.
Boris no tiene otra salida. Le deben estar pasando libros gordos con listas de nombres, uno para delatar aquí y otro para allá. «Toma café y escribe», le dirán. Si saliste de fiesta con él, prepárate: estás en el radar.
Este escándalo, como todo trago agridulce, nos afecta de varias formas. Por un lado, daña la reputación de la comunidad cubana en Estados Unidos. Por otro, expone algo importante: para manejar a un artista o deportista no hay que ser delincuente, ni falsificador, ni estar metido en negocios turbios. Se puede hacer bien, de manera limpia y profesional.
descubriendo más detalles de este entramado mafioso que conecta a Boris con sus cómplices en Cuba, muchos de ellos muy cercanos a la tiranía castrista.
Si estás haciendo negocios con la tiranía, revísalo bien. La tiranía es la primera en delatarte. No te sorprendas si Boris está entregando nombres como parte de un acuerdo, porque, así como aquí hay infiltrados de allá, también allá tienen infiltrados de aquí.
Recuerda: es imposible que, con la disparidad de fuerza entre Estados Unidos y Cuba, este país no sea capaz de penetrar el otro. Si estás en algo turbio, este es el momento de salirte, porque la red ya está echada, y tarde o temprano… todos terminan atrapados.
MANUEL MILANES Consejo Para la Guerra Anticomunista CPGA