Arresto del Boris. Nueva información sobre el CASO.
Ahora voy a arrancar con un tema o con una información, y es que ya es pública la denegación de la solicitud de fianza para el señor Boris Arencibia, por lo mismo que ya habíamos dicho: hay un alto riesgo de que escape a la justicia. Recuerden que les mencioné el término flight risk (riesgo de fuga). Cuando hay posibilidad de que te evadas, de que te escapes, no te conceden la fianza. Porque la fianza es un derecho, y los abogados de defensa apelan a ese derecho. No tiene que estar detenido; él no va a escapar, se mantiene firmando cada cierto tiempo, va a estar localizado, no sale de la ciudad, no es peligroso, no representa un peligro para la sociedad en la calle. Pero también a los asesinos que siguen matando no se les concede la fianza. No es el caso. Lo que está diciendo la corte es que hay peligro de que escape, porque o representas un peligro en la calle para la sociedad, o eres un peligro por la posibilidad de que puedas evadir la justicia.
Entonces, para los que estaban hablando sin los datos, nosotros dijimos lo que era muy probable que pasara. Esperamos a que se publicara para que ustedes lo vean. No es que yo sea fiscal ni que nadie me lo mande, es que son documentos públicos. Y cuando tú haces la tarea, puedes acceder a esos documentos.
delinquir. Así que eso no es el tema. El tema es cómo se ganó el dinero. Tampoco hay que olvidar que hay quien va por la vía rápida, gana más, pero tiene el alto riesgo de que le pase esto. Después, asume. Hay quien va por la vía más lenta, gana menos, pero a la larga gana más, porque lo que tiene lo puede disfrutar en libertad, con sus familiares, o sin susto. Y hay quien va mitad rápido, mitad lento, gana un poquito, se sale a tiempo, se regresa, y después frena. Y parece que nunca hizo nada, pero hizo todo en su momento. Hay de todo.
Esas líneas son tan confusas que cualquiera las cruza sin darse cuenta. Estás del lado rápido, y después dices «espérate, voy a frenar porque todo va muy rápido». Luego te das cuenta de que esto va muy lento, no hay mucho qué hacer, y entonces entras en lo duro. Y si te cogen, te cogen, y si no te cogen, coronaste. Esa es la vida del negocio. El que te hable de otra cosa o te está mintiendo o te está manipulando, porque no es así. El mundo de los negocios es claro: el que hace todo exactamente como el librito sabe que está trabajando para el tataranieto. Es muy posible que él muera con algunos pesitos, pero no mucho dinero. Cuando tú mueres con mucho dinero, algo hiciste en algún momento. Yo no te digo que te jorobes completamente, pero a lo mejor metiste un dedo, una uñita, en lo que no deberías. Así que no tengo ningún problema.
Mi problema con Boris es su complicidad con la tiranía. Y eso no es personal, no es personal; eso es que hubo complicidad con la tiranía, y hay que denunciarlo. Porque miren lo que está pasando: cuando se caen estos puentes, estos ganchos, todo se desploma. Y él lo sabe también. Él sabe, o debería saber, si es hábil, como parece que es. Porque nadie que haya acumulado tanto dinero ni tenga tantos cargos en su contra es tonto. Si le están pidiendo tantos cargos, es porque fue hábil, o porque sigue siéndolo. Si no, no estaría ahí. Porque a los tontos ni presos los llevan; a los tontos los tiran de locos, ni para la cárcel sirven. Él sabía lo que estaba haciendo.
Además, vinculándose con la tiranía, cometió el error, en mi opinión, de pretender promover o participar en eventos, como llevar artistas a un festival con la tiranía. Entonces, no debería sentirse mal cuando reciba las consecuencias. Si usted hace algo mal, lo castigan. Si usted hace algo mal, lo critican. Si usted hace algo mal, lo cuestionan. Y, por el evidente vínculo con la tiranía, y ese vínculo subterráneo, merece arriesgarse, merece investigarse, merece profundizarse, merece entrevistarse, y, sobre todo, merece informarse. No podemos simplemente decir “esto lo sabíamos”. Claro, siempre con cuidado, sin cometer indiscreciones o imprecisiones que puedan ser usadas en tu contra por quienes ahora están asustados. Tampoco se debe dificultar la labor de los fiscales contra estos delincuentes. Así que vamos a tratar de ser lo más prudentes posible, pero haciendo lo correcto, no lo conveniente, y siempre basándonos en hechos, no en palabras. Hasta ahora, lo que he visto son aproximaciones.
Lo primero que deben saber es que el fiscal a cargo de la acusación, Frank Tament, es alguien con más de 60 años, toda su vida dedicada a la fiscalía. Según la referencia que tengo, no planea cambiarse al lado de la defensa ni abrir un despacho privado, como hacen muchos fiscales exitosos cuando ganan reputación. Esos se salen de la fiscalía, abren sus bufetes legales y empiezan a facturar muchísimo, porque son agresivos, conocen el sistema, conocen la ley y tienen reputación. No es el caso de Tament. Él es un fiscal de carrera que se quiere retirar de esto. Por lo que sé, lleva tiempo preparando este caso. Tiene agentes federales bajo su mando buscando todo lo necesario para soportar este expediente y esta acusación ante el juez. Por eso les digo: no es cualquier caso ni cualquier fiscal. Esto está bien armado, y veremos en qué termina.
Porque se ve en el expediente. No es que yo lo conozca, es que se ve. Si tú te pones a leer las acusaciones, los cargos, y la investigación, te das cuenta de que ha sido minuciosamente preparado, como suelen hacerlo los federales. No es lo mismo un cargo estatal que un cargo federal. Para detener a una persona con cargos federales, primero tienen que llamar al Gran Jurado, que incluye también a testigos en su contra.
Todavía Boris no sabe quiénes son los que están testificando en su contra. Existe un documento llamado Discovery, que refleja todo eso, pero todavía no se lo han entregado. Ese proceso toma hasta 45 días para notificárselo a él y hacerlo público, incluso para sus abogados. Será en ese momento cuando se dé cuenta de todo el trabajo que se ha hecho en su contra, y también cuando todos nosotros sabremos quiénes son los testigos implicados.
Ahora mismo lo tienen en el quinto piso, en una celda de aislamiento. Esto no solo es para protegerlo, sino también para evitar que se filtren detalles del caso. En esa misma cárcel hay personas relacionadas con él, y podrían intentar comunicarse o intercambiar información. Así que, aunque dicen que lo protegen, también lo aíslan para que no se filtre nada.
Para los que andan preocupados diciendo «¡ay, que Boris no está bien!», tranquilos: Boris está comiendo más que cualquiera. Le dan comida dos veces al día, pero porciones dobles. Así que, en realidad, está comiendo cuatro veces al día. Ahí, en el quinto piso, donde no llega nadie, está solito, tranquilo. Ese lugar es conocido como «el paracaídas». Ahí también ponen a los testigos protegidos.
Pero hablemos claro: ¿testigos de qué? La fiscalía ya sabe muchísimo. Lo que no se ha dicho (o lo que quienes lo saben no lo dicen) es que este no es el expediente más fuerte contra Boris. Él está detenido ahora porque el expediente del fiscal Frank Statman fue el primero en moverse, pero hay otro expediente aún mayor. En el gremio lo llaman el «super caso», y supera los 200 millones de dólares en implicaciones, con muchos más testigos.
¿Recuerdan que les hablé de Rubén, el que inició todo este negocio cubanoamericano? Él hoy está prófugo de la justicia, pero tuvo a varios discípulos en este negocio. Entre ellos, Lázaro (preso y colaborando contra Boris), Steven (preso y colaborando contra Boris) y Mohamed (preso y colaborando contra Boris).
Voy a explicarles cómo funcionaba este negocio y todas sus ramificaciones. Esto es para quienes les gusta hablar de temas sin saber; este es el momento de nutrirse, de informarse. Saca papel y lápiz, porque aquí vamos a dar la radiografía completa del crimen.
El negocio consistía en aprovecharse del gasto público destinado al subsidio de medicamentos para personas de bajos recursos. En este gran país, gracias a los impuestos, se destinan sumas billonarias cada año para dar medicamentos gratis a muchas personas que lo necesitan. El problema es que, lamentablemente, una gran parte de esas personas no valoran la ayuda y revenden los medicamentos que reciben.
Así funciona el esquema: salen a la calle con dinero en efectivo para comprarle las medicinas a quienes las reciben gratis a través de un plan médico o seguro. Les pagan un 10% o 15% del valor real en efectivo. Luego, recogen toda esa medicina, la reetiquetan y la revenden. Y no, no es ningún disparate de «vender medicina por pastilla»; esto es un negocio millonario.
Eso no existe. Tú no haces dinero de millones vendiendo pastillitas. ¿Pastillitas? Cogen el frasco entero, le cambian «la mochila» (así le llaman a la parte trasera de la etiqueta), y eso se lo venden a un distribuidor de medicamentos. El distribuidor le cambia el pedigrí, o le pone uno, que básicamente es la traza de quién fabricó, cuándo se vendió y quién lo compró. Luego lo vuelven a meter al sistema de distribución de farmacias.
Aquí aparece el primer vínculo con los que hoy deben estar muy preocupados. ¿Y cuál es el primer paso de los vinculados a casos como este? Los que están pendientes de lo que «Boris» hable o no.
Primero, los que hoy no deben estar durmiendo son los almacenes de medicamentos que le compraban a las compañías de «Boris». Esos almacenes transferían dinero a cuentas de corporaciones creadas en Estados Unidos.
¿Y aquí? Aquí viene el puente con la tiranía. Lo que se estila es que esa compañía esté a nombre de un cubano, preferiblemente recién llegado y con residencia recién adquirida. Ponen la compañía a su nombre, le sacan una chequera, y una vez que tienen todo listo (la compañía, la cuenta bancaria y el acceso por internet), le dicen al cubano:
«Coge 100, coge 200 mil en F… o te doy una parte aquí y otra en Cuba, y vete para allá. Pero no mires más para acá.»
Así terminan miles de cubanos en Cuba, sabiendo que no pueden regresar porque tienen compañías a su nombre que están estafando al gobierno de los Estados Unidos. Una vez que llegan a Cuba, les cogen la residencia y se la cortan en pedacitos para que ni se les ocurra regresar.
¿Qué logran con esto?
- Tener una compañía para recibir los pagos de los mayoristas de medicamentos, a quienes les venden la medicina con la «mochila» cambiada.
- Nunca tener un vínculo directo con el dueño de esa compañía, porque desde que se descubre que está involucrada en la mafia, el dueño pasa a ser un prófugo. Como no está en los Estados Unidos, y Cuba es la isla de los piratas (donde se esconden miles de criminales), el problema queda «resuelto».
- El dinero que no pueden cobrar en efectivo les llega a esa cuenta bancaria, desde donde pueden emitir cheques o transferencias al exterior.
Ahora bien, ¿cómo revienta este engranaje?
Uno: los liqueos. Siempre hay alguien que se escapa. Está el que llaman “pollito”, que no se va para Cuba; o el que, después de coger sus 200 mil, se pierde en Arizona.
Dos: El otro liqueo viene cuando sacas demasiado efectivo. Si empiezas a sacar cantidades grandes, el banco te pone una bandera. ¿Por qué? Porque el que vende las pastillas en la calle no quiere cheque. Él quiere cash. Dinero fresco. Quiere su «cash» para el crack, el casino, su jevita, o para irse a Cuba. No le importa un cheque ni quiere rastros de lo que hace.
Desde que el dinero del mayorista llega a la cuenta de la compañía, empieza el problema para convertirlo en efectivo. Ahí entran los cambiadores de cheques: les das un cheque, y ellos te lo convierten en efectivo.
Otro liqueo más son las compañías que se dedican a hacer efectivo estos cheques, simulando transacciones. Esto no es nuevo: se hace en República Dominicana, México, Panamá… en cualquier lado. Hay industrias que encajan perfectamente para esto. Y bueno, ustedes mismos sabrán cuáles son.
Para quienes no conocen mucho sobre la industria del reciclaje, les cuento: esta industria maneja grandes cantidades de efectivo. Cuando venden material, ese dinero en efectivo debe ser llevado al banco, pero esto también les genera problemas. Transportar tanto efectivo al banco no es fácil y, a menudo, genera un negocio adicional: empresas que reciben cheques de estas compañías, los depositan en el banco y luego les entregan el efectivo, pero con un descuento. En Latinoamérica, ese descuento puede ser del 15%, 20% o incluso 30%. En Estados Unidos no tengo el detalle exacto, pero debe andar por ahí.
Otra industria que enfrenta una situación similar es la del turismo y la paquetería. Agencias de viajes y empresas que envían paquetes a Cuba reciben mucho dinero en efectivo. Ese dinero lo necesitan para pagarle a Cuba por los servicios prestados, pero debido a las sanciones, no pueden hacer transferencias directas. Entonces, ¿qué hacen? Les entregan el efectivo a compañías criminales, como la de «Boris». Estas compañías realizan transferencias desde otras empresas que operan en lugares como Panamá, España o Rusia. Desde ahí, le pagan al régimen cubano con euros, rublos o cualquier otra moneda que se inventen.
Así es como se da el lavado de activos. Por eso, «Boris» enfrenta cargos de lavado de dinero.
Los organizadores de eventos también manejan mucho dinero en efectivo. Cada vez que hay un concierto o un festival, el dinero recaudado no siempre llega al banco fácilmente. Una de las rutas para que ese dinero termine en una cuenta bancaria es llamar a compañías como la de «Boris» y decirles: “Tengo tanto en efectivo. Hazme un cheque o una transferencia, y yo te doy el efectivo”. No olvidemos que uno de los negocios de «Boris» era ser promotor artístico y deportivo.
Aclaro: no estoy diciendo que tengo pruebas de todo esto; para eso están los fiscales. Solo estoy explicando cómo se mueve este negocio.
¿Estás en alguna de estas industrias? Ve mudándote.
- Si tienes una agencia de viajes o de paquetería para Cuba y trabajaste con «Boris», ve mudándote, porque el cuchillo se está afilando.
- Si tienes una compañía de reciclaje y le diste efectivo a «Boris» a cambio de cheques, ve mudándote.
- Si eres promotor artístico o productor de eventos y trabajaste con «Boris» o sus allegados, ve mudándote.
- Si te dedicas a comprar y vender cheques y trabajaste con «Boris», ve mudándote.
- Si vendes medicinas que recibes a través de programas como Medicare y trabajaste con quienes compran esas medicinas en la calle, ve mudándote, porque podrías estar implicado en un delito federal.
Si hoy llevas los negocios de «Boris», cobrando en la calle, cambiando cheques o entregando cargamentos de cosas que sabes que no son legales, suéltalo todo y muévete. Ya sea en Puerto Rico, Florida o Nueva York, la información está en el aire.
El FBI está investigando, y este hombre está en una posición en la que tendrá que hablar. Cuando a alguien le aprietan el cuello, saca la lengua. Todo esto saldrá a la luz, y será difícil ocultarlo.
Así que, si estás metido en negocios turbios, piénsalo bien. Las decisiones son personales, pero el tiempo está contado.
Revise lo que usted conoce. Compruebe lo que estoy diciendo, porque todo esto está basado en información pública. Aquí estamos hablando de alguien implicado en varios cargos federales, enfrentando acusaciones con fiscales experimentados que no están jugando. A eso se suma otra acusación, esta vez por más de 200 millones de dólares, a cargo de un fiscal más joven, pero igual o incluso más agresivo.
Esto no solo afecta a quien está corriendo ahora para evitar ser atrapado, sino también a todos los que tuvieron que ver aquí y allá. Los que están presos ya están hablando: “Si ya cogieron a Boris, ahora me toca chivatear para que me reduzcan la condena”. Y luego están los que hacían negocios con él, que ahora no saben cómo van a cobrar lo que les debe, porque es un hecho: si él te debía, coronaste, porque ya no vas a cobrar.
Y todo esto desencadena una tormenta en el ámbito familiar, con los intereses, los activos, las cuentas congeladas y las que no lo están. Las que están a nombre de fulano o mengano, pero que todos saben que ese dinero es tuyo. Y empiezan las excusas: “No, a mí se me pagó antes de que lo metieran preso. Pregúntale a él si no es así”.
Este panorama está lejos de calmarse. Todo lo que estoy diciendo va a explotar, y por eso quiero pedirle a la audiencia que tome partido. ¿Te vas a poner del lado de quien organizaba este tipo de negocios? ¿Te vas a prestar para la confusión y dejarte convencer con palabras vacías? ¿O vas a investigar y apoyar a quienes, como El Chacal, no quieren tener nada que ver con esto y solo quieren seguir haciendo lo que siempre han hecho: trabajar como artistas?
Pronto se anunciarán fechas de eventos, y El Chacal tiene prácticamente lleno el calendario del año. ¿Por qué? Porque la gente que lo apoya sabe que aquí hay leyes y que él no tiene nada que temer. Lógico: quien tiene que temer es quien debe, quien está comprometido, quien tiene miedo de que Boris hable.
Ahora bien, lo que está pasando con este hombre y su familia no debería ser motivo de alegría. Yo no me alegro de que alguien esté preso. Podrá ser justo o no, pero no es motivo de celebración. Los jueces, los fiscales, incluso el fiscal Frank Tament, no están alegres; quizás satisfechos, porque hicieron su trabajo y evitaron que ese negocio sucio siguiera en las calles. Pero alegres, no creo.
Esto debería hacernos reflexionar. Hay que revisar cómo reaccionamos ante situaciones así. Por mi parte, yo voy a celebrar cuando la tiranía se vea obligada a desmoronarse porque se les quemó una pieza clave.
De buena fuente sé que cuando publicamos nuestro video exponiendo las implicaciones criminales de Boris y su relación con Lázaro, todo se movió más rápido. Dijimos que Lázaro estaba delatando, y lo que tocaba era detener a Boris. Ahora, ¿qué pasa? Muchas gracias por los conciertos y por traer a artistas como Tekashi, Lenier, Ñengo, Yailín, y otros, pero para acá no venga. Usted tiene “peste” a chiva, y yo no me voy a arriesgar.
Con el video que publicamos quedó claro. Verifica tú mismo, compara lo que pasó tras el caso de Cayo Santa María y observa cómo reaccionaron las plataformas. Así sabrás cuál tuvo más impacto y cuál le hizo más daño. Cuando todo se tranca, comienza la desesperación: declaraciones nerviosas, indirectas, y actitudes que antes evitaba porque sabía lo que podía pasar.
Mi recomendación para la familia que está fuera, los allegados, y quienes rodeaban este negocio, es que reconozcan la gravedad de la situación lo antes posible. Mientras más pronto lo hagan, menos daño recibirán.
La reacción natural de alguien con las características de Boris será buscar cómo salvarse, pero el desenlace afectará a todos los involucrados.
Es querer pretender que, desde la cárcel, alguien puede arreglar todo, manejarlo todo, hacer negocios, o incluso ejercer presión. Eso lo dicen las películas. Así te lo vendieron en El Padrino (primera, segunda, tercera parte) o en las novelas y series de narcos. Pero la realidad no es esa.
Mientras más rápido entiendan que están en un problema y que, basándose en esa realidad, tienen que reaccionar, mejor será para ellos. Tienen que minimizar las peleas, las batallas, y los escándalos, porque todo eso juega en su contra. Lo que tienen ahora es un lazo corredizo: mientras más presión ejerzan, más se ahorcan.
Esa es la situación real en la que está Boris y su familia. Eso es lo que yo creo.
Ojalá este mensaje llegue a quienes lo necesiten y les haga bien. Esa es mi intención. Mi intención se basa en lo que dice la evidencia empírica y en lo que comentan personas que ya han pasado por esto. La experiencia es clara: mientras más rápido entiendas el problema en el que estás, mejores decisiones podrás tomar. Menos escándalos, menos broncas, menos “yo soy el que soy” o “a mí no me va a pasar nada”. Porque, si sigues en ese plan, ¿qué va a pasar?
Se acabará el dinero afuera. Todos los que estaban a tu lado solo por interés se irán. Las traiciones llegarán de los mismos que decían cuidarte las cosas mientras tú no estabas. Y cuando te des cuenta de eso, habrás perdido meses que podrías haber usado para tomar una mejor decisión.
El tiempo que tardes en entender tu realidad marca la diferencia. No es lo mismo estar en la calle que estar donde estás ahora. Ya no te van a dejar salir. Ya no tienes capacidad de movimiento ni liderazgo. Si no construiste una estructura fiel de verdad —de sangre, de lealtad real—, entonces estás solo. Y, en ese negocio, lograr algo así es muy difícil.
Si no es tu caso, entonces quedas a merced de las decisiones que tomes y de lo que hayas previsto para que tu familia pueda subsistir sin ti. Esa es la realidad.
La fantasía, en cambio, es que desde adentro mandas. Que conoces a fulano, que te mandan un teléfono, que das órdenes, y que todo sigue funcionando igual. Que con un mensajito controlas el mundo afuera. Esa es la película. Pero no es la del sábado ni la del domingo retransmitida en televisión: es la que, si sigues creyendo en ella, te va a costar unos años más encerrado. Mientras más rápido entiendas esto y menos peleas des, menos se apretará ese lazo. Ojalá estas palabras se reciban con la buena voluntad con la que las doy.