La Tiranía está desesperada
Díaz Canel y Marrero firman nueva ley contra militares cubanos.
Resumen:
La Asamblea Nacional promulgó la Ley 166 de 2023, conocida como la Ley de la Fiscalía Militar, lo que, en mi opinión, refleja el miedo creciente de la tiranía. Desde hace años, el régimen ha controlado dos pilares clave: la propiedad privada, que siempre ha restringido para limitar la libertad económica, y la unidad familiar, que ha dividido para mantener a la población desorganizada y sumisa. El control de las armas dentro del ejército cubano también ha sido una estrategia vital, aunque muchos oficiales están despertando a la realidad de que no tendrán ni propiedad, ni libertad, ni familia si no actúan contra el régimen. Con la creación de fiscalías militares hasta en los barrios, el gobierno busca sofocar cualquier disidencia interna, especialmente dentro de las fuerzas armadas, donde el descontento es cada vez más evidente. Esta ley es otro intento de implantar el terror, con el objetivo de controlar a las tropas, que podrían ser decisivas en un cambio de poder si deciden apoyar al pueblo en lugar de la tiranía. Como líder político o figura pública, debes estar atento a las señales que indican que ya hay hombres armados en Cuba listos para tomar un papel en la lucha por la libertad, y aunque algunos sigan denunciando en el extranjero, eso no ha cambiado nada en décadas. La única forma de lograr un cambio real en el país es a través de la fuerza, y el ejército cubano armado es la clave para cualquier transformación, sea voluntaria o forzada. Es crucial establecer una coordinación entre las fuerzas militares y los líderes políticos, ya que las negociaciones diplomáticas o los acuerdos entre países no ofrecen soluciones efectivas. Al final, los mayores beneficiados de este cambio no serán los que asuman el poder, sino el pueblo cubano común, que podrá vivir en libertad y prosperar sin las restricciones actuales.
Detalles:
Ellos están dando tantas señales de la gravedad, la preocupación, y el miedo que tienen, que acaban de publicar ayer en la Gaceta Oficial una ley. Quien lo publica es la Asamblea Nacional: la Ley 166 del 2023, Ley de la Fiscalía Militar. En mi opinión, es otra señal del miedo que tiene la tiranía. Tiene miedo y ha identificado muy bien cuáles pueden ser los pilares de su caída. Desde siempre supo que el dinero, el poder económico, es clave; por eso eliminó la propiedad privada. Cada vez que tiene una crisis económica, coquetea con aperturas, pero siempre controladas, amordazadas, atadas. Trabajo por cuenta propia, la paladar, el pequeño negocito, la licencia de taxista, bicicleta, el reparador de zapatos rotos… pero por ahí no te pases. Decorador, artista, haz un grupito musical y métete en una empresa: te quito el 40-50%, te mando la ONAT para arriba. Ahí, pero siempre con la cuerda corta.
¿Por qué? Porque el poder económico es libertad. Todas las libertades se desprenden de la libertad económica. Sin propiedad privada no hay libertad, y ellos lo saben. Así que te someten quitándote la propiedad privada, para que no tengas ni con qué, ni por qué luchar. Un pilar siempre fue la propiedad. El otro pilar siempre fue la familia. Cuando te dividen la familia, los ponen a enfrentarse, a criticarse, a boicotearse entre ustedes. Cuando te ponen a hacer eso, a molestarse unos con otros por tonterías, eso es dividir la familia, y ellos lo saben. Lo han hecho muy bien durante 65 años con muchísimo éxito. Por eso están ahí. Quítales la propiedad, divide la familia, para que no puedan coordinarse, para que no puedan hacer nada juntos, que se enfrenten. Divide y vencerás. Lo han hecho, eh.
Pero hay otra cosa que también siempre tuvieron muy clara y por la que se han mantenido: las armas. Y hoy, dentro de ese cuerpo armado que es el ejército en Cuba, hay no pocos, sino muchos oficiales (no rasos) que saben que no tendrán propiedad, familia ni libertad si no corre la sangre. Y lo saben. Y a eso sí le tienen miedo, como le temen a CPGA, eh. Porque CPGA ha definido y dicho públicamente, miren los programas de televisión, no quieren decir nuestro nombre. Si quieres tener una reunión, te dicen que te presentes como otra cosa. Mejor di que eres periodista, porque eso de la guerra anticomunista suena muy duro, nadie te va a apoyar porque la palabra «guerra» molesta. Pero estamos en guerra. No somos nosotros los que la hemos proclamado, no somos nosotros. Nosotros nos defendemos de la guerra que nos tienen ellos.
Pero como la conciencia en el ejército cubano se va despertando, de que ellos no son sicarios de la tiranía, de que la función de un ejército es defender al pueblo, no al gobierno; de que la función de un ejército es defender la libertad, no la represión y la tiranía; de que la función de un ejército es defenderse de una invasión, no caerle a palos a un pobre infeliz que salió a buscar comida. Pues entonces ahora van a por el ejército.
Este es un cuerpo represivo al servicio de la tiranía dentro de las fuerzas armadas, dentro del ejército y el Ministerio del Interior. Ahí no se separan. La fiscalía militar atiende al ejército y al Ministerio del Interior. Tienen que crear los mecanismos para asustar aún más. Ya no vale con la orden número uno del ministro, en su momento, hoy tirano mayor, Raúl Castro, de que la traición se paga con la vida.
Hay tropas en el ejército que son opositoras. Su primera reacción fue salirse, irse en masa. Más de 10,000 efectivos del ejército cubano pidieron la baja. Esa cifra era aterradora. No les procesaron la solicitud hasta que no los pudieron sacar por algún motivo de indisciplina, decepción o mala conducta. Entonces, la justificación debía ser por algo malo que hizo el guardia, no porque el guardia no quiera pertenecer al ejército. Les da vergüenza ponerse el uniforme del ejército castrista, porque ese es el ejército de los Castros, no de la República, no del pueblo. Es la pandilla de matones y sicarios de los Castros, y muchos ya lo vieron y no quieren ser parte porque tienen familia, quieren tener propiedad, y ya saben lo que es la libertad, que no la van a tener siendo sometidos.
Entonces fíjense cómo sacan una ley, la Ley de la Fiscalía Militar. Pero claro, tiene muchísimas cosas. Primero, van a poner una hasta en cada barrio. Según la ley, se permite poner un fiscal militar a todos los niveles de la sociedad: desde la fiscalía general hasta la provincial, municipal, sectorial y barrial. Lo dice la ley, y eso está a decisión del fiscal militar. Pero aquí viene lo primero: ¿qué independencia tiene el fiscal militar si está subordinado a la fiscalía general? ¿Qué independencia puede tener el ejército si está subordinado a la fiscalía general? ¿Qué independencia hay de las fuerzas con el poder ejecutivo?
¿Quién se cree que el fiscal militar está subordinado a la fiscalía general cuando, días antes, Díaz-Canel estaba felicitando a Gil, que estaba hervido por los militares, por GAESA, por la fiscalía militar? ¿Quién se cree que la fiscalía militar, que tiene el poder militar en Cuba, se va a subordinar al poder ejecutivo, que es el designado? ¿Cuándo la contralora general acaba de decir que el sistema empresarial militar GAESA está fuera de su alcance, que tienen sus propios auditores y ella no sabe lo que pasa?
Esto demuestra un intento de Díaz-Canel de tener alguna autoridad sobre las tropas, porque sabe que una parte de esas tropas está beneficiándose del generalato, de GAESA, de la familia Castro. Ellos directamente, o sus hijos, familiares, esposas, son los sicarios de los Castros, los guardaespaldas de los Castros, los matones de los Castros. Pero otra parte está renegada, consciente de que Cuba tiene que ser libre, y cada vez toma más conciencia de que, para que sea libre, va a correr la sangre. Se están poniendo a disposición, lo digo responsablemente, se están poniendo a disposición para que ganemos. Y lo pueden hacer. Tienen las tropas, tienen las unidades militares, y sin un muerto lo pueden lograr, tomando ellos mismos el control, dando un cuartelazo, como hizo Batista. Ellos toman las unidades militares y todo se cae solo, porque no se sostiene, es una tiranía sustentada por las armas, no por apoyo popular. Si las armas cambian de lado y apoyan al pueblo en vez de a la tiranía, están liquidados, y ellos lo saben.
A esto súmale la lucha interna. Díaz-Canel sabe que cualquier general de primera línea, del círculo cercano, manda más que él. No se subordina, tiene sus ingresos, no pertenece a nada del Estado, tiene su economía, sus viajes, sus negocios y sus tropas. Este es un intento de someterlos. Se ven dos cosas: lo primero, más gasto público, porque Díaz-Canel va a abrir fiscalías militares. Con la Fiscalía General no abres fiscalías militares, olvídate. Mandas fiscales civiles a pasar un cursito y los haces fiscales militares porque tienen que entrar las tropas. Porque «a mí no me van a fusilar», esa es la estrategia de Díaz-Canel. Esa es la pugna interna a través de la Asamblea Nacional con algún apoyo del partido.
Entonces, lo primero que ellos ven internamente es más gasto público. ¿De dónde se va a sacar el dinero para abrir oficinas? Hay madres viviendo en vaquerías con hijos enfermos y llenos de garrapatas, pero para abrir una oficinita de una fiscalía militar, ya lo tienen. Implantar el terror hasta en el barrio. Todo el mundo sabe que un juicio militar es mucho más severo que uno civil, pero por los compromisos que tienen los militares cuando juran. Todo el mundo sabe que es una injusticia llevar a un civil ante un tribunal militar. ¿Y cuántas veces lo han hecho ellos? Todos los trabajadores civiles de GAESA van a la fiscalía militar, no a la civil, porque GAESA es militar. Y ellos lo saben, y lo hacen. Ahí hay una injusticia, una violación de todos los procesos. Un civil no debe ir a una corte militar.
Pero, aparte del gasto público, está en la ley que la función y el objetivo de la fiscalía militar es, y lo dice así: «la defensa del Estado socialista y sus logros». Oigan esto: otro órgano represivo más. Antes, dentro del ejército, la contrainteligencia vigilaba, hacía un expediente, se lo mandaban al fiscal, el fiscal militar hablaba con los jefes, te hacían un consejo disciplinario, te sancionaban o no. Ahora eso va para la sociedad. Ahora la fiscalía militar, por ley, se subordina a la fiscalía general, y ellos verán en qué tribunal te meten, si por el militar o por el civil. Eso es terror, claro que lo es. Es un posicionamiento de Díaz-Canel tratando de tener acceso al poder sobre las tropas. Y claro que es un susto para las tropas, porque ellos saben que están renegadas, que se están yendo, que están calladas, pero anotando. Y saben dónde están los depósitos de armas, y están saboteando la disposición combativa. Hay túneles enteros con los carros ponchados, sin gasolina. No va a salir nada, no va a disparar nada. Hay miles de fusiles sin la aguja percutora, para que no disparen. Y eso se ha hecho por años, y ahí están, silenciosos. Y a eso le temen.
Pero ¿a qué le teme ese militar que ya sabe que todo se va a decidir por las armas, que su fuerza será decisiva? Yo no veo a nadie diciendo nada. Una vez vi a alguien, un empresario, intentar algo: «voy a dar una casa a cada militar que se ponga de parte del pueblo». Esa fue su iniciativa. Otra vez he escuchado que apoyamos a los militares que se pongan de nuestro lado. Hay asociaciones de militares en el exilio, hay militares reconocidos que han hecho videos alentando a los que están dentro. Pero nada de eso alcanza al militar cubano. El militar cubano que ya entendió que el desenlace será por las armas y que ellos van a ser los protagonistas de ese desenlace, lo que teme es que, después de hacerlo, la reacción de este gran país sea como pasó en la Guerra de Independencia: llegar, intervenir, desarmar, ocupar y hacerse cargo. Esto puede ser una gran noticia para los anexionistas. Definitivamente es una mala noticia para los libertarios, y ese es el temor que tiene frenado a muchos militares.
Digo esto para todos los que puedan organizar e idear. A mí me han invitado algunos, y vamos a estar hablando sobre eso, como un tanque de pensamiento. Dentro de CPGA lo hablamos constantemente, y me atrevo a decir lo que vemos como solución: primero, el conocimiento de que Estados Unidos no va a intervenir en un país que sea gobernable, si no hay peligro para la seguridad nacional, si no hay caos, si no hay una matanza, una masacre, si no está descontrolado. Si no existe un liderazgo o una fuerza que demuestre control, orden, tranquilidad y paz.
sea gobernable en una transición, Estados Unidos no se va a meter. Ojalá ocurra, así nos quitamos ese cáncer de encima y resolvemos el problema nosotros mismos. No lo sé con certeza, pero no creo que Estados Unidos vaya a responder a una llamada de Raúl Castro, escondido en una cueva diciendo: “Oigan, me están rodeando, vengan a ayudarme, yo soy el presidente de Cuba”. No lo veo. Ahora, si hay una matanza, si surge una bronca entre caudillos diciendo: «Esta zona es mía, aquella es tuya», si hay anarquía total de izquierda, si se vuelve ingobernable, si hay una masacre, entonces sí puede convertirse en un peligro para la seguridad nacional, y tendrían todo el derecho a pacificar la zona. Porque si al lado de mi casa ponen un «bafle» y empiezan a gritar, yo tengo todo el derecho de decir: «Oye, apaga el bafle o llamo a la policía». Y si la policía no viene, voy y lo tumbo, aunque después me acuses. Eso es lo que hacen los Estados Unidos.
Entonces, si ese cambio ocurre, si esos militares se articulan, si confían en un liderazgo político que, luego del cambio, sea apoyado por ellos y por el pueblo, si la gente lo ve bien, nadie se va a meter, señores. Al contrario, el mundo entero quiere salir de esa desgracia. Ya todos, hasta los aliados en Europa, estarán felices y aplaudirán. “Me quité de encima a este tipo que me chantajeaba con tres videos de cuando fui y estuve con alguien, y me tenía chantajeado, o me tenía en un negocio, o le dio una beca a mi hija”. Todo el mundo está harto de ese vegestorio tiránico. El mundo entero está cansado de la tiranía; algunos lo decimos, otros no lo pueden decir por miedo, otros hasta tienen que apoyarlo por chantaje, y algunos se benefician y por eso lo apoyan. Pero todos estarán tranquilos y felices cuando eso se acabe, porque ya el mundo está harto de esa tiranía.
Yo invito a los militares cubanos, que ya saben cómo es la situación, a que traten de articular algo con un liderazgo que ellos entiendan, para que cuando llegue el cambio no haya un vacío de poder, no haya un vacío de orden. Fíjense que no estoy hablando de democracia. La democracia vendrá, la consulta vendrá en su momento. En el cambio, no será democrático, se va a imponer la libertad. La libertad no se pide, no se vota, no es con referendo. La tiranía no ha dejado otra opción. Lo que les digo a los militares que me escriben es que traten de coordinar ese vínculo con la fuerza política para cubrir ese espacio, para tener un plan. No tengo la menor duda de que esa fuerza política se llama Consejo para la Guerra Anticomunista, y tampoco tengo duda de que tenemos todas las herramientas, todo el camino trazado, todo argumentado, para que cuando eso suceda, cubramos ese vacío. No tengo la menor duda, y sé que tenemos el apoyo total y absoluto. Todo el mundo sabe que esto va a ser a plomo. Algunos lo dicen, otros no. Hay quienes se preparan para participar, y otros, por miedo a participar, atacan para que otros no lo hagan. Pero todos saben que será a plomo, que correrá sangre, y que los únicos que estamos diciendo esto públicamente y con valentía, sin temor a las consecuencias, somos el Consejo para la Guerra Anticomunista.
Así que, si eres una fuerza política, un líder político, un «muelero», un «comegrant», un youtubero, un tiktoker, lo que seas, las señales están ahí. Ya hay armas, ya hay hombres con armas, mirando y reconociendo el papel que pueden jugar. No se sientan excluidos, el tren pasa una sola vez.
O estás listo y te montas en el tren, o te quedas atrás. Nosotros lo que queremos es que, sea quien sea, lo importante es que el cambio ocurra. No nos interesa ser los que lo digan, no nos interesa dar alertas ni mostrar las señales que estamos viendo. Está excelente que vayan al congreso de otro país a denunciar la tiranía, llevan 65 años haciendo eso, y los resultados están a la vista: nada. Está excelente que vayan al congreso de algún país europeo o donde sea, 65 años en lo mismo. Hasta yo pasé por ahí. ¿Cuántos han ido? ¿Cuántos han hablado, han denunciado? Pero la tiranía sigue ahí.
Hoy se están viendo señales de que hay militares dispuestos a luchar con las armas contra la tiranía, pero necesitan una coordinación con un liderazgo político. Pónganse para eso, dejen la muela. «Ah, pero esa es la solución real». «Ah, pero esa es una vía posible». ¿No quieres que lo haga CPGA? Hazlo tú. Si lo importante es que se haga, no importa quién lo haga.
Escucha, el que más se va a beneficiar de un cambio en Cuba no es el que asuma un cargo político, militar o legal. No, ese no será el mayor beneficiado. Esa persona se encontrará con un pueblo adoctrinado, acostumbrado a que le den todo, sin hábito de trabajo. Además, tendrá en contra a 3 millones de exiliados, cada uno convencido de que se las sabe todas, de que puede hacerlo mejor que el otro, y completamente seguro de que los demás están equivocados. Un gobierno de transición también tendrá en contra a organismos internacionales que tienen acuerdos con la tiranía, y al dinero que la tiranía no va a dejar de usar desde el día uno para intentar contraatacar y retomar el poder. Tendrá en contra a resentidos, a armas escondidas en casas civiles en Cuba, a empresarios que están ganando mucho dinero con ese régimen y no quieren que haya un cambio. Todo eso estará en contra del liderazgo de un gobierno de transición. Así que, quien quiera formar parte de eso, que se prepare. Dios dispone, y los temerosos de Dios tendrán que dar el paso si le temen. Pero aquel que hoy esté pensando en ser parte de ese gobierno sin saber a lo que se enfrenta, está embarcado.
¿Qué es un hombre libre coloquialmente? Es aquel que no jode y no deja que lo jodan. Eso es ser libre. ¿Qué quieres para tu vida? Si encuentras una lámpara y sale un genio, ¿cuáles serían tus tres deseos? Que no me jodan, que no me jodan y que no me jodan. Esos son mis tres deseos para sentirme libre. Yo no jodo, y que no me jodan. Que me dejen hacer lo que me dé la gana, donde me dé la gana, con quien me dé la gana, cuando me dé la gana, siempre y cuando yo no joda a nadie más. Si no jodo a otro, no te metas conmigo. Eso es libertad. Y nos va a costar que los cubanos lo entiendan. Son 65 años de porquería en la cabeza, tres o cuatro generaciones que nacieron ya así.
Entonces, si tienes el deseo, si tienes organización o no, si eres político o no, si tienes influencia o no, si tienes una plataforma o no, seas quien seas, el primer paso es claro: no habrá cambio en Cuba sin la participación, voluntaria o forzada, del ejército que está hoy armado en Cuba. O será por la fuerza, porque se tomarán las unidades y se subordinarán, o será voluntariamente, porque los militares se volcarán a favor de la libertad. No hay cambio posible en Cuba sin que esa variable esté presente: los militares armados dentro del país.
Olvídense de negociaciones entre países, eso es «cambalache», diplomacia barata, cambiar un perro por otro con distinto collar. Para un cambio real, se necesita tomar el poder. Y para tomar el poder, se necesita fuerza. Y la única fuerza efectiva hoy en Cuba está en el ejército. Así que, como la fuerza invita al diálogo y el diálogo a la concesión, una fuerza política opositora que se respete debería estar creando esa conexión, ese vínculo, esa coordinación con los militares.
MANUEL MILANES Consejo Para la Guerra Anticomunista CPGA