El anticomunista y filántropo Manuel Milanés ha sacado a la luz nuevos detalles después del festival de música en Cayo Santa María, una estrategia para recaudar dinero por parte de la dictadura castrista que ha salido muy mal.
De acuerdo con el empresario, muchos contactos dentro de Cuba le han hecho llegar más información sobre las personas involucradas en la organización del festival y todo lo que ha pasado después cuando se orientó hasta una auditoria interna en Gaviota, la hotelera de Gaesa que controla el balneario.
Por ejemplo, el delegado de Gaesa en Villa Clara y el delegado del turismo serían los principales responsables del desastre y muy probablemente serán foco central de las conclusiones de la auditoría que podría recomendar su destitución al frente de estos puestos directivos.
Cayo Santa María, al norte de la provincia de Villa Clara y al cual se accede por un pequeño aeropuerto o por el pedraplen que lo une a Caibarién, está completamente dominada por GAESA. En un contexto donde distintas instituciones del turismo tienen presencia en diversos destinos, en Cayo Santa María la situación es clara: “si entraste a Cayo Santa María, hiciste negocio con GAESA”, asevera Milanés.
Milanés ahonda en las intenciones de conectar Cayo Las Brujas, Cayo Ensenacho y Cayo Santa María. Sin embargo, esta ambición quedó truncada, dejando un vacío entre las islas. Esta conexión se intentó a través de un pedraplén, el cual ha tenido graves repercusiones ambientales. “Por culpa del pedraplén que hicieron, la Bahía de Caibarién murió”, lamenta Milanés, refiriéndose a la degradación de la flora y fauna locales.
El luchador por la libertad de Cuba apunta directamente a la constructora de Gaesa, ALMEST, y denuncia prácticas corruptas y una alarmante preferencia por trabajadores extranjeros en detrimento de los cubanos. Los trabajadores locales, según Milanés, enfrentan condiciones desfavorables comparadas con sus contrapartes extranjeras.
El video finaliza con la denuncia de un reciente incidente en el que turistas se encontraron sin habitaciones disponibles a su llegada, desencadenando actos de vandalismo en respuesta a lo que percibieron como una estafa.