Manuel Milanés concedió una entrevista al nuevo canal de YouTube del deportista cubano Gustavo Trujillo que se denomina Moliendo Chatarra. Allí, en un ameno diálogo, expuso como se involucró por primera vez en la lucha por la libertad de Cuba.
Desde sus humildes comienzos como bodeguero, cantinero y vendedor por la izquierda, Milanés admite haberse centrado en la búsqueda de ganancias económicas.
“Yo lo he dicho otras veces: yo no tenía conciencia de la importancia que era ser frontal. O sea, yo siempre fui en Cuba; fui oportunista y lo mío era el billete. Sí, claro, salía a buscar, pero yo no tenía coherencia. Eso es una atenuante, no me estoy justificando. O sea, cuando yo critico a mucha gente hoy que son lo que yo era, y les digo: ‘Así mismo, yo fui lo que tú eras y tienes que reaccionar’”, recordó el empresario y filántropo.
“De hecho, en mi cuadra no había nadie que fuera opositor. De hecho, tener uno de esos como vecino calentaba la línea. O sea, nosotros (los negociantes) no queríamos que hubiera opositores, porque la patrulla estaba vigilando. No podías hacer tiros de cerveza o fiestas, porque la patrulla estaba vigilando al opositor. Y eso todavía es así. Lamentablemente, hay gente que no ha llegado a la madurez todavía, que ya llegué y que no se da cuenta de eso. Y entonces, bueno, no se ponen frontal dentro de Cuba contra la tiranía”, confesó el ahora creador del Consejo para la Guerra Anticomunista.
Sin embargo, al abandonar Cuba, su perspectiva cambió. En República Dominicana, se convirtió en el primer Presidente de la Asociación de Cubanos en el exilio, liderando la creación de la histórica institución de oposición llamada «Rosa Blanca». Milanés y su asociación desempeñaron un papel crucial en la ayuda a los cubanos recién llegados a territorio dominicano tras escapar de Cuba. A ellos los sacaba de las cárceles de inmigración, brindándoles oportunidades laborales.
