El valor de un dólar continúa erosionándose debido a la alta inflación y, como resultado, los presupuestos de los estadounidenses se están volviendo aún más ajustados. Pero a pesar de que el hogar estadounidense típico ha visto erosionarse su poder adquisitivo y su riqueza, muchas personas todavía se sienten al menos algo «ricas», según una encuesta exclusiva de Harris realizada a principios de este mes para Fast Company.
La encuesta muestra que alrededor del 68% de los estadounidenses definen la riqueza en términos de comodidad y necesidades básicas, a diferencia de la extravagancia y el exceso. Entre ellos, el 48 % dijo que definía la riqueza como la capacidad de cubrir cómodamente necesidades como comida y vivienda con algo de dinero, mientras que otro 20 % indicó que poder cubrir las necesidades básicas por sí sola sería suficiente para cumplir con su definición de rico.
Solo el 11% definió la riqueza como poder permitirse “compras extravagantes”.
Si bien muchas personas todavía luchan con precios más altos y una economía inestable, los datos sugieren que el dinero no necesariamente puede comprar la felicidad o la satisfacción, como dice el viejo refrán.
Los datos de la encuesta también parecen coincidir con investigaciones recientes de investigadores de la Universidad de Pensilvania y Princeton, que encontraron que los aumentos en la felicidad marchan a la par con aumentos en los ingresos de hasta $100,000.
Sin embargo, más allá de esa marca de seis cifras, hay un efecto de estancamiento. El artículo reciente es en realidad la culminación de dos estudios anteriores: uno, publicado por Daniel Kahneman y Angus Deaton de Princeton en 2010, que encontró que los niveles de felicidad dejan de progresar significativamente después de ganar $ 75,000 por año, y otro, publicado en 2021 por Matthew Killingsworth, un miembro sénior de la Universidad de Pensilvania, que, en cambio, descubrió que la felicidad sí aumenta cuando las ganancias superan los 100.000 dólares, muy por encima de la marca de 75.000 dólares identificada por Kahneman y Deaton.
