La producción de Picadillo Mixto Condimentado Premium, conocido como el “tubito de picadillo” de la fábrica Richmeat de Cuba S.A. está suspendida desde la semana pasada, pues el régimen castrista debe miles de dólares a los inversionistas mexicanos que pusieron ese negocio en la Zona Especial de Desarrollo Mariel.
De acuerdo con testimonios de trabajadores cubanos de esta industria al medio Diario de Cuba, los obreros fueron enviados a sus casas con la orden de esperar nuevas orientaciones. “No sé nada más acerca de las causas de la suspensión ni cuándo volverán a producir”, dijo Henry Yánez, operario de Richmeat S.A.,
Otro de los trabajadores afirmó que “hace tiempo los compradores no pagaban a los mexicanos y la compañía iba resolviendo con los ingresos de una parte de la producción que se destinaba a la exportación, hasta que las cuentas no dieron y hubo que parar”.
Richmeat S.A. produce dos variantes de picadillo, mixto condimentado y de res, destinados al mercado nacional. La fábrica trabajaba las 24 horas en tres turnos de producción. El 90% de sus trabajadores son cubanos, y según informaciones oficiales, la fábrica tenía 42 empleados al momento de su inauguración.
En marzo del año pasado, un cubano identificado en Twitter como Yoel Pausini compartió imágenes de una rana encontrada dentro de un paquete de “picadillo mixto condimentado”, procesado en la planta Richmeat de Cuba, S.A. El paquete se vende en las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC).
La empresa mexicana Richmeat de México, S.A. de C.V., está dedicada al procesamiento y empacado de carne, y hace unos siete meses anunció la construcción de una segunda planta en la Zona Especial de Desarrollo Mariel con el objetivo de producir en 2027 unas 7.000 toneladas de salchicha. Sin embargo, en ningún caso se conoce de dónde proviene la materia prima que utiliza en sus producciones.
La noticia es una muestra más que reafirma la mala reputación que se han ganado los comunistas de no cumplir con sus obligaciones financieras con los inversionistas extranjeros.
En lugar de pagar sus deudas a tiempo, optan por retrasar los pagos y ofrecer promesas vacías, lo que ha causado la pérdida de confianza de los inversores. Aquellos que insisten en invertir en Cuba bajo las leyes comunistas que se elaboran a conveniencia de la junta militar ponen en riesgo su dinero.
