Festival HWM: Donde la Heineken nunca falta

Es noticia por estos días la disculpa pública de Heineken por sacar al mercado 61 marcas nuevas de cerveza en Rusia, a pesar de la invasión de Putin a Ucrania. Tras fuertes críticas de los holandeses y de algunos partidos del país, la multinacional se vio forzada a admitir su presencia, para evitar una supuesta bancarrota que afectaría a sus 1800 empleados rusos. Evadir  la quiebra intencional (delito penal en Rusia) es otra de las razones de Heineken para tomarse su tiempo en retirarse, por temor a ser enjuiciados o nacionalizados.

«Recientemente, se ha hablado mucho sobre nuestra promesa de dejar Rusia. Lamentamos que informar sobre esto haya generado preguntas e inquietudes sobre nuestras intenciones. Sin embargo, no nos reconocemos en la imagen negativa que se ha pintado. No hay ambigüedad sobre nuestra promesa: dejaremos Rusia. Reconocemos que deberíamos haber sido más claros antes sobre la necesidad de introducir nuevos productos y las preguntas planteadas al respecto son comprensibles. Nos damos cuenta de que esto ha creado ambigüedad y dudas sobre nuestra promesa de abandonar Rusia. Por esto nos disculpamos» Heineken, 2023

Hace unos días en un programa de Televisión Española veía con asombro a Ismael Sayyad, español radicado en Cuba con amplio currículum medioambientalista en la ONU y la OXFAM, hablar del carisma de los cubanos, mientras caminaba las calles de La Habana disfrutando sus privilegios de extranjero. Sayyad de alabar a la Revolución pasó, como quien no quiere la cosa, a un encuentro «casual» en Fábrica de Arte (FAC) con  su esposa Eme y sus connotados suegros, hitos de la música afro-cubana. Más adelante se le escucha decir al director del grupo Síntesis a la cámara «A ver cuando regreso a España a comerme un cochinillo»; fue realmente vergonzoso.

A la familia Alfonso también le gusta la cerveza Heineken; el festival Havana World Music se pinta de verde para celebrar lo que ellos llaman «encuentro internacional de músicas del mundo y sus raíces». Desde el 2014 Sayyad y Eme inauguraron el HWM, bajo el control del Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de la Música. Mestizaje, diversidad cultural, igualdad, es el mensaje muy a tono con la Agenda 2030, promovido por este evento de frecuencia anual. Lo que comenzó como una «investigación antropológica» financiada por la UNESCO, la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo, además de las embajadas de Francia, Noruega y España (para un video de solo 4 minutos) resultó ser el podium de artistas pro-régimen como: Silvio Rodríguez o Alexander Abreu.

La cerveza española Estrella Damm y la bebida energética Time Flies (por cierto presentada por Juan Guillermo Almeida) y Belga Star, ambas importadas por Inversiones Pucara S.A., https://www.ipsatrading.com/ https://tienda.pucara.net/es/ han sido sponsors de este evento. A estos les siguieron otros. Los progre de izquierda enajenados de la represión y el hambre del pueblo cubano, gozan en las fiestas de la mezcolanza con una Heineken (capitalista) en la mano, incluso de edición limitada como la del 500 Aniversario de La Habana.

Festival HWM Donde la Heineken nunca falta (2)

Los gritos de «Libertad» el pasado año durante el concierto de Carlos Varela en la Ciudad Deportiva, sucedieron también en el festival Havana World Music, en la misma cara de las fuerzas represivas de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR). Todos compartimos la noticia en las redes, con orgullo y expectativas de un verdadero Cambio en la Isla. Les hicimos el juego al régimen? Posiblemente este fue solo un show más propiciado por HWM, para demostrar una falsa tolerancia de la dictadura.

La lata de cerveza Heineken se vende hoy en Cuba a 123 pesos para el cubano con privilegios, el resto solo cuenta con mucha suerte con un trago de ron «malo». Heineken sabe del dolor de un pueblo que recurre al alcohol como único aliciente a la desolación, a la ausencia de futuro después de vivir pisoteado durante 64 años. Ese es su mercado. Mantener a los cubanos alelados para que no enfrenten su realidad, y decidan de una vez por todas derrocar al tirano, venderle al mundo una fingida sociedad feliz y libre, es la moneda de cambio con la que pagan al totalitarismo Castrista, el permitirles comercializar su marca con beneficios fiscales exclusivos.

Hoy hay holandeses que reniegan de la Heineken escogiendo otra marca de cerveza para beber, porque un aliado de Putin no los representa. Cuando los cubanos se despojen del lastre del comunismo, también podrán escoger.

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