Una prueba más del engendro castrista con la distribución de la miseria ocurrió en los últimos días en La Habana cuando por un supuesto “error” desaparecieron 5.300 núcleos familiares del sistema informatizado que controla las listas para comprar alimentos en la capital.
Tal y como había advertido Manuel Milanés hace dos meses en un video publicado bajo el título “El nuevo engendro de la dictadura cubana ¿Qué está pasando con las colas en Cuba y los LCC?”, el más perjudicado vuelve a ser el pueblo, ese cubano de a pie que depende de los inventos de los dirigentes de la dictadura que luego de robar a manos llenas venden lo poco que queda en las tiendas.
La sustitución de los organizadores de las colas (Lucha Contra Coleros LCC), que surgieron durante la pandemia de coronavirus, y la duplicación del tradicional sistema de control en las bodegas para la distribución de alimentos que ahora se implementa en las antiguas tiendas en CUC para vender perros calientes, carne de pollo y aceite, entre otros, en dependencia de la disponibilidad provocó un “error”, así lo catalogó el diario oficialista Tribuna de La Habana.
Según la información oficial, la desaparición del sistema informático de más de 5.000 núcleos familiares de la capital cubana fue provocada al digitalizarse los listados por parte de la Empresa de Tecnologías de la Información para la Defensa (XETID), dirigidas por los militares cubanos que tienen bajo su mando a egresados informáticos de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).
Por culpa de este “error” se quedaron sin comprar sus alimentos racionalizados miles de clientes de las tiendas de la cadena Caribe y CIMEX.
El número de afectados por esta «situación adversa» representa el 20% de los registrados en toda la capital. Los funcionarios señalaron que los afectados podrán comprar los productos del segundo ciclo al mismo tiempo que los del tercero, pero no se explicó dónde fueron a parar los alimentos que estaban destinados para estas personas impedidas finalmente de efectuar la compra.
Las reacciones no se han hecho esperar y muchos ciudadanos han expresado su frustración en redes sociales, aunque el descontento no ha pasado de allí.
