Ministro califica de “un buen negocio” pagar mensualidades por 17 años para obtener electricidad de plantas flotantes turcas

La contratación del costoso servicio de generación eléctrica mediante patanas flotantes a Turquía –hasta ahora hay ocho unidades enclavadas en el occidente cubano– fue el “mejor negocio que se hizo”, según la opinión del ministro de Energía y Minas de Cuba, Vicente de La O Levy.

De acuerdo con declaraciones del dirigente en el espacio Mesa Redonda de este pasado jueves 16 de febrero, la decisión de contratar el servicio se debe a una situación de emergencia en el sistema eléctrico nacional que no dispone de la capacidad para suplir la demanda, por lo cual se generan apagones.

“Hoy tenemos 633 MW instalados en esta tecnología. Esta se paga de manera mensual durante 17 años”, confesó el ministro, pero sin revelar el costo, una cifra que sería pública en cualquier estado democrático del mundo donde hay un escrutinio de los gastos del presupuesto nacional.

“Realmente una patana llega y se conecta. Hay 8 emplazamientos de este tipo en Cuba, siete ya están generando y la última se prepara para sincronizarla con el sistema”, refirió de La O Levy comparando la situación con el tiempo que demoraría construirse un bloque de generación con capacidad similar en tierra.

Por ejemplo, una de las unidades que más rápido se han construido en Cuba fueron las Hitachi que están en Cienfuegos y cada bloque demoró cuatro años y son solo de 158 MW. Sin embargo, el sistema eléctrico nacional ha llegado a estas condiciones por la falta de previsión e inversiones paulatinas que desde hace décadas se tenían que haber hecho.

No obstante, al titular del sector energético le parece que “en el medio de la crisis que estamos viviendo, fue el mejor negocio que se hizo”. Evidentemente, es un gran negocio para el régimen solucionar parcialmente el ritmo de apagones de hasta 12 horas diarias que se generó en los últimos meses de 2022, pues en ello se juegan su supervivencia ante el alza del descontento popular.

Vicente de La O Levy también justificó que todas las centrales flotantes turcas han sido ubicadas cerca de La Habana porque en la zona occidental “hay mayor población e industrias. Si la colocas más lejos, existe mucha más pérdida de energía al trasladarla”.

La protección de la población habanera es un tema clave para evitar revueltas populares que serían incontrolables dada la alta densidad poblacional de la capital.

No obstante, informó que “está previsto colocar alguna potencia en la zona oriental en un lugar donde haya base de combustible, suministros y se pueda atracar la patana y esté listo la subestación. Estos estudios ya están realizados y esto debe ocurrir en corto tiempo”.

Además de pagar por el servicio de generación móvil a la compañía turca, Cuba debe suministrar el combustible, con los parámetros de calidad exigidos por la empresa extranjera, para generar energía. Es un negocio extremadamente caro que en el mundo solo se utiliza ante situaciones de emergencia temporal. La diferencia es que Cuba vive una eterna crisis que no tiene pronósticos de fecha final.

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