Los bancos cubanos en la occidental provincia de Artemisa, manejados centralmente por el Estado, al igual que en todo el país, no tienen dinero para honrar los pagos atrasados desde el mes de diciembre a los campesinos que vendieron sus producciones al Ministerio de la Agricultura.
Leonel Capote, productor agrícola y muy activo desde su cuenta en Twitter, expuso el problema públicamente después de semanas de adeudos.
“Los bancos en Güira de Melena, provincia Artemisa, no tienen dinero para pagarle a las cooperativas y le deben a los campesinos desde diciembre”, explica Capote, que menciona las cuentas de Twitter del sucesor de Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel y del gobernador de la provincia, Ricardo Concepción Rodríguez. Al parecer todavía tiene la esperanza que estos mandamases escuchen los problemas.
El productor afirma que es imprescindible cobrar su dinero para pagarle a los trabajadores que laboran en las fincas y realizar inversiones para hacer productiva la tierra. De ello depende aliviar la crisis alimenticia que atraviesa Cuba, pero que evidentemente también es financiera, pues ni el propio Estado tiene dinero.
Los bancos en Güira de Melena, provincia #Artemisa no tienen dinero para pagarle a las cooperativas y le deben a los campesinos desde diciembre.
Necesitamos cobrar nuestro dinero ya, para pagarle a los trabajadores e inversiones en las fincas.@DiazCanelB@RicardoArtemisa
— Leonel Capote 🇨🇺 (@CO3LC) February 14, 2023
La denuncia de Capote sirvió para que varios campesinos comenzarán a exponer las mismas problemáticas que lastran el desarrollo del campo cubano.
“Lo mismo pasa en Alquízar y nadie se mueve para resolver el problema, vas al banco y te dicen que solo puedes extraer $2.000, pues el banco no tiene más dinero. En fin… Avanza y les duele”, comentó Arnaldo Robaina.
La empresa estatal Acopio, que ostenta el monopolio de la comercialización agrícola en Cuba, siempre se ha caracterizado por demorar los pagos y actuar de mala fe sabiéndose única controladora –por ley– del mercado.
En ese sentido, Marcos Valerón recordó que desde hace dos años la empresa estatal Porcino le debe a su padre unos cerdos que tuvo que venderles por contrato.
“Siempre han sido muy informales con los pagos a los campesinos, incluso meses después de ellos haber comercializado esos productos”, refirió.
Ante estas realidades que se suceden año tras año, la conclusión es la misma: no es aconsejable hacer negocios con el Estado, pues dan pérdidas. Sin embargo, ese Estado se encarga de hacer leyes que obliguen a los campesinos a comercializar solo con el gobierno y aquellos que intenten salir de ese maldito esquema son perseguidos, se les decomisan las producciones y hasta sufren la expropiación de sus tierras.