Estado castrista no paga a los productores de leche generando déficit en la cuota para los niños

En la provincia de Matanzas hay un déficit de acopio de 14.000 litros de leche, por lo cual muchos niños menores de siete años que deben recibir ese alimento por la libreta de abastecimiento han dejado de tomarlo, según reconoce el diario oficialista Girón.

De acuerdo con el Reinaldo Rodríguez Martínez, director comercial de la Empresa de Productos Lácteos en la occidental provincia, la industria tiene estipulado trabajar con 39.000 litros de leche para suplir la demanda de la cuota en todas las bodegas; sin embargo, solo se reciben 25.000 litros de los campos matanceros.

La razón es que la propia empresa estatal lleva más de tres meses sin pagarle a los productores privados y ante el adeudo algunos han decidido no entregar más leche.

Ante la dificultad, Rodríguez Martínez dijo que han recurrido a la leche en polvo de importación, pero tuvieron “problemas con este producto”, ya que falló la distribución entre los días 20 y 25 de enero.

El Estado es mala paga y son “muy informales”, se queja un campesino entrevistado por Girón. “Ahora mismo no tenemos firmado el contrato con el Lácteo, lo que hay es un compromiso, y quiero decir algo: si pudiera venderle la leche a otro, no se la vendería a ellos. Son muy informales. ¿Tú sabes lo que son más de tres meses sin pagarle al guajiro? Pero a pesar de todo eso, cumpliré mi compromiso de aportar, porque sé la situación de los niños”, comentó para desbaratar la ideología oficialista que denigra al sector privado.

Rodríguez Martínez advierte que la Empresa de Productos Lácteos solicitó en diciembre de 2022 un crédito al banco de 110 millones de pesos, para cerrar parte de la deuda, pero quedaron casos pendientes y los impagos de semanas recientes se acumulan.

Según el directivo, la leche se le compra al productor a 20 pesos el litro y luego del proceso de pasteurización la Empresa de Productos Lácteos vende el litro a 8.65 centavos al Grupo Empresarial de Comercio. La diferencia la subsidia el Estado, pero no hay dinero suficiente.

Los campesinos cubanos también enfrentan sus propios para mantener al ganado productivo durante el periodo seco, que empieza en noviembre de cada año y no acaba hasta el comienzo de la primavera, donde el pasto para alimentación disminuye.

“Quería sembrar caña y king grass, pero se dificulta. No tenemos tractor, no hay petróleo para chapear el área del cultivo y cuando ves a otra gente te cobra un ojo y parte de la cara. Un tractorista, por chapear como 500 metros (m), me cobró casi tres mil pesos. Tienes que coger las ganancias que deja la vaca para eso y no te da”, explica al citado medio el productor Ramón Guerra Núñez.

Además de eso, tienen que lidiar con la creciente delincuencia que en las zonas rurales se manifiesta con el hurto y sacrificio del ganado. “Las dos vacas que tenía paridas me las mataron el diciembre pasado. Aquello fue un crimen, porque una daba 12 litros por día, y la otra ocho, y en lo que va de año me mataron un ternero y me robaron dos caballos”, añadió Guerra Núñez.

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