Una vez le preguntaron a Peter Lynch (uno de los mejores inversores de la historia) que cuál era la razón de que tantas personas perdiesen dinero invirtiendo. Lejos de responder algo como la formación, respondió: las emociones.
Las emociones son una parte imprescindible de nuestra naturaleza humana. Nos ayudan cada día a optimizar nuestro proceso de toma de decisiones a un nivel super extenso (sentimos asco por algo que potencialmente nos hará daño o sentimos amor por personas que nos aportan valor). Sin embargo, cuando hablamos de inversión, las emociones pueden llevarnos a cometer locuras y errores enormes.
Lo primero que tienes que entender es que siempre sentirás emociones cuando operes en bolsa. Da igual los años que lleves invirtiendo o lo profesional que seas. La clave está en invertir a pesar de las emociones, no sin ellas.
Para superar la influencia que las emociones tienen en tu operativa, te propongo dos ejercicios que deberás de repetir hasta que mejores:
Traza un plan con la razón: Donde compras y por qué. Qué hacer si pasa X, zonas de Stop, contempla los posibles escenarios… De esta forma, cuando estés dentro de la operación tendrás siempre un plan a seguir trazado con anterioridad sobre qué hacer y no basarás tus decisiones en emociones.
Entiende lo que sientes en cada momento y relativiza: La única forma de tener control sobre tus emociones (en la inversión y en la vida) es tomar conciencia de qué estás sintiendo en cada momento, darte unos minutos para sentir esa sensación y después preguntarte: ¿Esto que me pide el cuerpo hacer, es realmente lo que debería hacer? Si la respuesta es no, que serán la mayoría de ocasiones, ya sabes que no hacer.
Opera a pesar de tus emociones: Cuando estés invirtiendo, debes conocer cómo funcionan los mercados y qué acciones tomar ante ciertos escenarios. Lo que debes hacer es actuar como te lo indica tu formación a pesar de tus emociones. Aunque por dentro sientas un temor enorme sobre una operación, cíñete al plan y a las leyes del mercado. La razón siempre vence a la emoción, y más en la bolsa.
Todo es cuestión de práctica en esta vida. Cuando yo empecé a invertir no paraba de hacer estupideces ya que me dejaba llevar por las emociones. Con el tiempo, la conciencia y la práctica, te garantizo que estos impulsos desaparecen.
