La delegación de la India en el Foro Económico Mundial echó la casa por la ventana acaparando la mayoría de los espacios publicitarios en Davos, armando almuerzos entre administradores de fondos y banqueros y rentando la mayoría de los foros para promover la inversión en su país. La jugada les resultó exitosa, ya que el estado de Maharashtra logró asegurar $16,800 millones de dólares en acuerdos preliminares para impulsar proyectos de energías renovables, vehículos eléctricos y de otras industrias.
¿Discreción o timidez?
La participación de China no llamó tanto la atención. La mayoría de las reuniones fueron discretas y eso que la misión de la delegación era dejar claro que el país está listo para volver a hacer negocios con el mundo. Su piedrita en el zapato fue su relación con Rusia, ya que el gigante asiático es uno de los pocos aliados que le quedan. También Ursula von der Leyen, la presi de la Comisión Europea, acusó a la nación china de desbalancear el terreno de juego de la industria de energías limpias.
El reto más grande
Sin duda alguna la postura política de la India le ayudó a sacar ventaja sobre China; sin embargo, ambas naciones se enfrentan al nearshoring —la estrategia de empresas que consiste en acortar las cadenas de suministro para reducir riesgos— que puede llegar a quitarles una gran parte del mercado. Para superar ese reto, China eliminó las restricciones por COVID que paralizaban ciudades; mientras que la India se comprometió a que para el 2030, 50% de la energía que usen sea limpia.