La junta militar de La Habana anunció en días recientes que comenzará a tomar asesoría de la Rusia de Vladímir Putin para “impulsar las reformas de la economía cubana”; sin embargo, por la experiencia vivida por los rusos tras la caída de la antigua URSS, la mayoría de las empresas estatales pasaron a manos de militares y burócratas del Partido Comunista en una total y descarada privatización de la economía.
Según Sputnik, medio de propaganda del Kremlin, con ese objetivo “Moscú y La Habana crearán un Centro de Transformación Económica donde especialistas del Instituto de Economía de Crecimiento Stolypin, junto a expertos cubanos, prepararán los cambios de la economía de Cuba, que se basarán en el desarrollo de la empresa privada”.
De acuerdo con el economista cubano Mauricio de Miranda, la noticia es una pésima señal de que “quienes están al mando del país en estos momentos, en perfecta ‘continuidad histórica’ parecen dispuestos a hacer ‘ciertas reformas’ que apunten al funcionamiento de una economía privada en manos de los ‘círculos de poder’ que, por demás, sostengan ese poder”.
Desde su perfil en Facebook, el también profesor titular de la Universidad de Cali en Colombia, advierte a los cubanos del peligro que representa seguir los pasos de Rusia. En esa nación “apareció una nueva oligarquía que de la noche a la mañana se hizo con el control de la economía del país”.
“¿De dónde salieron esos oligarcas? De los delincuentes que medraban en la ilegalidad de las prohibiciones, pero con la anuencia de la policía y el KGB, así como policías, miembros del KGB y dirigentes del PCUS y del gobierno corruptos que amasaron fortunas por esa vía”, indica el catedrático con amplio conocimiento de la historia.
El capitalismo que se vive hoy en Rusia es peor que el emanado, por ejemplo, del imperio británico, pues la dirigencia corrupta comunista terminó por crear “un Estado mafioso en el que la lealtad al mafioso mayor (Putin) es la que determina la carta de supervivencia”.
Ante las pretensiones del gobierno cubano que se han hecho públicas, De Miranda se opone definitivamente. “¿Es eso lo que algunos pretenden? ¿Lo vamos a permitir? Yo me opongo totalmente”.
En cambio, propone “una economía mixta, con un Estado que promueva el desarrollo a través de bienes públicos, servicios sociales de alcance universal y que establezca unas reglas de juego transparentes que permitan el desarrollo del emprendimiento privado y cooperativo también, en condiciones de democracia política y apego a la justicia social”.
Sin embargo, parece que eso no será posible mientras Cuba siga controlada dictatorialmente por el poder hegemónico de los comunistas, que no han permitido una oposición política a lo largo de 64 años.