El interés compuesto es un concepto financiero que se refiere a la forma en que los intereses generados por una inversión o un depósito se vuelven a calcular y se suman al capital principal, de forma que el interés generado en períodos posteriores es mayor que en períodos anteriores.
Esto significa que, a medida que pasa el tiempo, el interés compuesto se acumula de forma exponencial, lo que puede resultar en un crecimiento rápido del capital.
Por ejemplo, si inviertes $100 a una tasa de interés del 10% anual, al final del primer año tendrás $110. Si sigues invirtiendo esos $110 durante otro año al mismo tipo de interés, al final del segundo año tendrás $121. Como puedes ver, el interés compuesto ha generado $11 en el primer año y $11 en el segundo, lo que significa que el interés generado para el segundo año ya es de 22 dólares.
El interés compuesto puede ser muy útil para el ahorro y la inversión a largo plazo, ya que permite generar un crecimiento exponencial del capital. Sin embargo, es importante tener en cuenta que también puede ser peligroso si se utiliza para adquirir deudas a tasas de interés altas, porque puede resultar en una acumulación rápida de intereses y una carga financiera difícil de sostener.