En los días finales del 2022 y principios del nuevo año ha existido una cierta estabilidad en el servicio eléctrico en toda Cuba, pero la tranquilidad llegará a su fin en febrero. Para el segundo mes del año, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) pronosticó el regreso de los apagones, pues se planifica sacar de circulación a varias termoeléctricas para un mantenimiento prologando.
De acuerdo con declaraciones del ministro, Vicente de la O Levy, el objetivo de los mantenimientos en las próximas semanas es asegurar un mejor servicio durante el verano, una etapa donde en los últimos dos años la población se ha visto castigada por prolongados apagones de hasta más de 12 horas.
El titular del sector intentó tranquilizar a la opinión pública al prometer que los cortes de electricidad que regresarán en febrero no serán de la misma intensidad que en meses anteriores. Sin embargo, los cubanos conocen que las promesas de los dirigentes comunistas son incumplidas con frecuencia y que no es confiable la programación que se planifica por parte de las entidades estatales.
De la O Levy estuvo de visita en la central termoeléctrica (CTE) Carlos Manuel de Céspedes, de la provincia de Cienfuegos, una de las que parará sus dos unidades generadoras para el mantenimiento. El proyecto contempla detener la producción de energía por 90 días, tiempo necesario para una reparación completa de la planta.
La CTE Carlos Manuel de Céspedes dejará de aportar al sistema un total de 312 MW de energía.
Otra de las centrales que recibirá un mantenimiento de cara al verano es la CTE Antonio Guiteras en Matanzas. Esta industria es el bloque unitario de mayor generación del país y asume una gran parte de la demanda de energía en el occidente de Cuba.
En Cuba, casi el 90% de las centrales termoeléctricas que funcionan con petróleo crudo tiene más de cuatro décadas de explotación continua y los planes para construir nuevas fracasaron.
Los rusos tenían prevista la edificación de nuevos bloques de generación en la CTE Mariel, pero el régimen castrista no pudo hacer un pago inicial de 200 millones de dólares, que era el 10% del costo total del proyecto.