El presidente designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, manifestó este miércoles su “enorme insatisfacción” por no lograr “los resultados que necesita el pueblo cubano para alcanzar la anhelada y esperada prosperidad”, cuando va a concluir uno de los peores años en la historia reciente del país.
El mandatario expuso sus consideraciones durante la última jornada del Décimo Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular. En ese contexto, a pesar del desastroso año que ha vivido la Isla, se ratificó como “fiel defensor” del actual sistema político-económico que ha imperado por seis décadas.
Según reseña la agencia oficialista Prensa Latina, Díaz-Canel recordó que este año, al igual que otros durante su gestión, estuvo signado por catástrofes, como el grave accidente en el hotel Saratoga, el histórico incendio en la base de Supertanqueros de Matanzas y el impacto del huracán Ian.
Pese al fracaso de este año, el mandatario sostuvo su discurso triunfalista y afirmó que “su gestión estuvo caracterizada por el cumplimiento de los preceptos constitucionales, el respeto a la legalidad y los intereses del pueblo y su constante promoción a los mecanismos de la activación ciudadana y el involucramiento popular en todas las esferas”, refiere el medio.
Asimismo, aseguró que este año han seguido “escuchando al pueblo” y han generado “numerosos programas para el enfrentamiento a las dificultades económicas, algunos de ellos vinculados a la soberanía alimentaria, la estrategia para alcanzar la estabilidad del sistema electroenergético nacional y el control de la pandemia de COVID-19”.
También dijo que se han creado “planes sociales orientados a la disminución de las desigualdades y las vulnerabilidades”.
Pese a todo lo anterior, los resultados no se han visto, en “un año extremadamente complicado en el escenario internacional”, justificó el líder comunista, quien reiteró que seguirá defendiendo “la Revolución y su rumbo en el camino de la construcción socialista”, destacó Cubadebate.
En cuanto a Estados Unidos, retomó el discurso sobre el embargo, entendido por el régimen cubano como “arma de coerción, cruel, ilegítima e inmoral”, que “constituye el obstáculo fundamental para el desempeño de nuestra economía”.
De igual manera, culpó al gobierno estadounidense, nuevamente, de las diversas protestas ciudadanas que este año otra vez se suscitaron a lo largo del país, dado el incremento de la precariedad.
“Con el respaldo de decenas de millones de dólares del presupuesto federal, junto a la tolerancia frente a quienes desde territorio de EEUU orientan, financian y hasta entrenan a individuos para que cometan actos violentos contra Cuba”, expresó.