La alta cúpula del Partido Comunista de Cuba (PCC) reconoció un éxodo masivo de los cubanos por una “agravada situación de carencias materiales” que también repercute en un alza de la delincuencia dentro de la Isla, según el discurso pronunciado por Roberto Morales Ojeda, Secretario de Organización.
“Una agravada situación de carencias materiales en todos los sectores sociales y económicos son la consecuencia que estamos viviendo hoy”, dijo el dirigente en el Palacio de Convenciones de La Habana, con motivo del V Pleno del Comité Central del PCC.
Morales Ojeda reconoció que hay un desabastecimiento de casi todos los productos imprescindibles para la vida, además de una descontrolada inflación. “Son insuficientes las medidas adoptadas en varias áreas, lo que repercute directamente en la calidad de vida del pueblo, y, por tanto, en el clima social”, reseñó el medio oficialista Cubadebate, pues las intervenciones del Comité Central no fueron trasmitidas íntegramente por televisión.
Como consecuencia de las “carencias materiales” la cúpula dirigente es consciente de “un incremento de las conductas delictivas, las ilegalidades e indisciplinas sociales”.
Sobre el enfrentamiento a estas conductas, el exministro de Salud Pública criticó la falta de control y exigencia sistemática que provocan desviaciones, fuente que da origen al delito. “El Partido, el Gobierno y las organizaciones en las que el pueblo es protagonista deben asumir un rol decisivo en su enfrentamiento”.
Igualmente, los cubanos están protagonizando “un flujo migratorio diverso, sobre todo de jóvenes y profesionales”. La gran mayoría de los migrantes utiliza la vía de Nicaragua, concretada por el propio régimen comunista con la anuencia del sandinista Daniel Ortega, para llegar a la frontera sur de Estados Unidos.
Sin embargo, en una cínica postura, Morales Ojeda declaró que ese éxodo masivo está siendo aprovechado por “el enemigo (EEUU) para ampliar e incentivar sus planes subversivos y desestabilizadores, basados en una feroz campaña mediática de mentiras, ataques y descalificación del sistema socialista, del Gobierno y sus dirigentes, enfilados a minar el consenso y el apoyo de la mayoría del pueblo al proyecto socialista”.
En este sentido, añadió que hay una “guerra no convencional de cuarta generación, intentando aprovechar y capitalizar el descontento ante situaciones de contingencia”.
No obstante, confía en “la movilización del lado de los revolucionarios, que junto a sus cuadros, no ha permitido el éxito de quienes pretenden arrebatar la tranquilidad ciudadana y hacer ver una situación de caos que sirva de caldo de cultivo para un golpe blando”.