Mucha gente parece asociar el espíritu empresarial con el riesgo. Escuchará a amigos y familiares mencionar el índice de rotación en los negocios, o tal vez compartir historias de personas que conocen que perdieron todo su dinero en un inicio fallido. Sin duda, hay muchas personas que optan por no crear una pequeña empresa o desarrollar su idea porque tienen miedo al fracaso.
El riesgo que implica la creación de una nueva empresa y una pequeña empresa es evidente para muchos. Pero, si hay tanto riesgo, ¿a quién intentan los emprendedores? ¿Y vale la pena?
La mejor manera de abordar esto es comparando un inicio fallido con un inicio exitoso. Al analizar una puesta en marcha fallida, podemos ver los patrones que se formaron: la mala planificación, la falta de análisis del mercado y la falta de estructura son rasgos comunes de las empresas fallidas.
Por el contrario, las startups exitosas tienden a tener mucho en común: un objetivo claro, conocimiento del negocio y de los competidores y una sólida ética empresarial.
En ambos escenarios, existe un riesgo inevitable involucrado. Sin embargo, hay una gran diferencia entre los dos negocios. El negocio fallido asumió un mayor riesgo al ingresar al mercado sin una estrategia adecuada. El negocio exitoso todavía tenía que lidiar con el riesgo, pero el empresario detrás del negocio asumió riesgos calculados, que son, en otras palabras, riesgos inteligentes.
Comprender el riesgo calculado.
Cuando comience a construir su nuevo negocio, escuchará a sus amigos y familiares mencionar cómo las empresas pueden fallar fácilmente, especialmente cuando recién comienzan. Esto es ciertamente cierto, pero puede poner a su empresa en la mejor posición para tener éxito minimizando los grandes riesgos y centrándose en el riesgo calculado.
El riesgo calculado es exactamente lo que parece. Si tiene un gran problema en su negocio, es probable que tenga varias opciones sobre cómo abordarlo. Cada solución tendrá su propio conjunto de ventajas e inconvenientes y depende de usted, el emprendedor, determinar cuál ayudará más a su negocio.
Un excelente ejemplo de riesgo calculado es el béisbol. Cada jugador puede levantarse para batear e ir a por la jugada de jonrón. Si bien esto funciona para algunos, no funcionará para la mayoría. En su lugar, los jugadores buscarán aciertos individuales que eventualmente conducirán a jugadas de gol. Se están arriesgando al buscar jugadas más pequeñas, pero hay menos posibilidades de que no logren convertir. Este tipo de riesgo calculado ganará juegos.
Su negocio no va a ser diferente. Tendrá oportunidades para la decisión de «jonrón», y debe aprovecharlas cuando sea el momento adecuado. Sin embargo, ir por el jonrón cada vez que se necesita tomar una decisión puede hacer que su negocio fracase, y tener una perspectiva más amplia sobre eso es una de las mejores cosas que puede hacer. Manténgase enfocado, mantenga sus ojos en su objetivo y solo haga un gran swing cuando sea el momento adecuado. Sabrás cuándo es el momento adecuado.