La pesca en los embalses cubanos de agua dulce ha tenido un retroceso histórico en el actual año y los directivos del sector justifican lo sucedido con la disminución de las especies en los reservorios, mientras otras se esconden en los matorrales que no cubren el 40% de la presa Zaza desde el 2017.
De acuerdo con un reportaje del diario Escambray, el medio oficialista de prensa escrita de Sancti Spíritus, en lo que va de año se registra un déficit de 1.694 toneladas de pescado con respecto al plan trazado ante de comenzar el mes de enero.
La cifra solo representa un 57% del plan anual y a solo cinco semanas para que finalice el 2022, es imposible que se materialicen las proyecciones.
En el territorio espirituano, uno de los que tiene mayor superficie de agua dulce de todo el país, hay “menos especies en los acuatorios”, una situación que afecta particularmente a la presa Zaza. La poca reproducción de los peces se da, entre otras cosas, por la falta de limpieza de áreas cubiertas por plantas invasoras. Debido a sucesivas crisis con el combustible y otros recursos necesarios, no se realiza esta tarea desde 2017.
Según Miriam Solano Valle, especialista en Acuicultura en la Empresa Pesquera de Sancti Spíritus, el guailer y el marabú cubren el 40% de los escenarios pesqueros dentro de la Zaza.
De igual forma, existen dificultades con la comida para alimentar a los nuevos alevines que se siguen fomentando en la mayor presa del país.
Solano Valle aclara que la presa no se ha dejado de sembrar, pues en lo que va de año, de los 31.4 millones de alevines producidos por la Estación de La Sierpe, 30 millones han sido depositados en la Zaza, precisamente, porque esta aporta el 87% de las capturas de la provincia. Sin embargo, los esfuerzos han servido de muy poco.
La situación con la poca disponibilidad de pienso afecta particularmente la alimentación clarias y tilapias, dos de las especies que más rendimientos suelen dar cuando las condiciones son óptimas.
